martes, 5 de abril de 2016

Salón de gourmets 2016, 1422 razones para visitarlo.

Muy buenas tardes, anoche me acosté de muy buen humor tras volver de una magnífica feria celebrada en Ifema. En ella pude degustar una gran cantidad de comidas y bebidas, pero contando con que son 1422 los expositores, es una minucia, y es que es el mayor evento europeo en lo que se refiere a los productos delicatessen.

Esta semana podrán descubrir los profesionales de la hostelería, el turismo, y lo más importante, distribuidores, un vasto arsenal de sabores, texturas y olores para dar salida a productos que si bien son más caros que otros para la cesta de la compra, llevan en el precio una base muy importante de innovación o un "know how" de muchas generaciones que no debe perderse por el camino. Hablamos de los productos gourmet, es decir, para la gente de a pie, como yo, son aquellos pequeños caprichos culinarios que nos podemos dar muy de vez en cuando y que encarece en gran medida lo que nos llevamos a la boca, pero que por otro lado nos sabe a gloria y como algo puntual, nos lo permitimos.

Es curioso como de lo que considerábamos gourmet hace tan sólo dos lustros a esta parte, a lo que apunta con esta etiqueta a día de hoy, hay años luz de distancia. Hace un tiempo se podría decir que era novedoso el llevar a una hamburguesería carnes exóticas como el kobe o el canguro, e incluso tratar los gin tonic como un universo inexplorado y tentador...pero hoy, ¿qué consideramos llamativo, rompedor y creativo? ¿Tenemos que renunciar realmente a lo que conocemos como "de toda la vida" para arrojarnos a nuevas experiencias en la cocina?



Para mí, sin lugar a dudas, lo más rico de esta feria no son sus platos ni sus vinos, es la manera en la que tradición y nuevos talentos se fusionan en la búsqueda perfecta para el paladar. A nadie se le ocurre retirar de la carta una tabla de quesos o de jamón ibérico, pero tenemos que ser conscientes de que los tiempos cambian, y hay que abrirse a nuevas tendencias y tipos de cocina.

A continuación voy a realizar una crítica de aquellos productos que he podido degustar, que han sido unos cuantos, pero no todos los que hubiera querido, y no me malinterpretéis, que he vuelto a casa re-comida, merendada y cenada.

He cogido información de aquí y allá para que también vosotros podáis echar un vistazo a estos productos, que si no ahora, más adelante estarán todos seguramente a vuestro alcance en algún momento.

Comenzaremos por los entrantes/ picoteo:

  • Ten Acre: Esta marca nacida en Manchester ha sido galardonada con múltiples premios debido a su gran sabor, conseguido siempre a partir de materia prima sin gluten, sin lactosa, además de ser aptos para veganos y vegetarianos. Resulta increíble la cantidad de variantes que han podido sacar de unos snacks, habiendo palomitas de capuchino o de wasabi, y patatas fritas de pastrami, sal y vinagre o chilli dulce. Podréis encontrar sus bolsas en el Corte Inglés en la zona gourmet, y quizás en un futuro en Carrefour, aunque aún no está cerrado.


  • Confiletas: Aquí no me detendré mucho, pues esta marca no necesita presentación. En su expositor pudimos degustar sus bases para canapés, entrantes dulces o salados, y pese a su sencillez, sorprende notar diferencias entre ellas en texturas y sabor.

  • Horneo Fresh o cómo hacer de unos saladitos, mallas, bollos y hojaldres algo diferente a la par que siempre apetecible. ¿Soy la única que está un poco harta de comer empanada de atún o saladitos de sobrasada? Si tenéis pensado hacer algún evento o meter en vuestro establecimiento algo básico con sabores de siempre en nuevas combinaciones, esta es vuestra oportunidad. No dejéis de probar las "mini mallas" de espinacas, y las de tomate con aceitunas negras, saben a pizza y son ligerísimas.

  • Jamones y embutidos Nejosa: Para los que sean algo más carnívoros y les encante el buen jamón, chorizo y salchichón, he de recomendar la morcilla de patata de esta empresa extremeña. Sinceramente, hacía mucho tiempo que no probaba algo de embutido y sentía la necesidad de repetir, y es que para nada se hace pesado, con una textura increible, se deshace en la boca al instante y a diferencia de otros productos, no le sobra ni sal ni ahumado. Lo buscaré en grandes supermercados como Alcampo o Carrefour.




Seguimos con el beber:






Cervezas:

Aquí no me voy a mojar tanto como otras veces porque reconozco que cada uno tiene unos gustos muy variopintos en este sentido. Nos encontramos con no tantos stands como se podían esperar de esta bebida, pero sin embargo son muchas las marcas artesanales que se apuntan a promocionarse, ofreciendo una amplia gama o bien sabores algo más estudiados.

Entre los expositores de Extremadura veréis un stand con varios grifos y un sin fin de tercios, que van desde Lager a Pilsen, pasando por varias tostadas.

Entre los de Euskadi nos paramos a probar dos cervezas de grifo, las dos muy amargas para mi gusto pero con un cuerpo bien acentuado y un sabor muy especial.


Vinos:
Con el vino ocurre más de lo mismo, es difícil que a todos nos guste el mismo tipo. A mí particularmente me apetecen siempre los tintos, y en contadas ocasiones blancos y rosados. Hay quien busca un buen maridaje, y hay quien bebe sin acompañarlo...por eso mismo, si vais a la feria, no olvidéis pasaros por el "Tunel del Vino", donde tienen infinidad de botellas de diversas bodegas, de diferentes uvas, denominaciones de origen, y para distintos usos y momentos. Así por ejemplo podemos catar (no olvidar escupir y no tragar cada copa que nos sirvan) un verdejo, una garnacha y un Pedro Ximenez.





Después de tanta comida y bebida, algo fresquito de postre:

Mucho se ha dicho de que se puede hacer helados de cualquier cosa pero que sea posible no significa que sea comestible, y sin embargo Ice Natur ha logrado hacer de sabores de lo más inverosímil algo apetitoso. Creo que este me ha enamorado por la rareza que supone estar tomando algo frío, pero dulce y picante a la vez, o amargo y cítrico...
Para que os hagáis una idea, mis fetiches han sido probar el helado de boletus, el de queso de cabra con vinagre balsámico, el de mostaza (que parecía más bien de wasabi), o el de gin tonic. Decir que me han encantado es poco.


MERCADO DE LA COSECHA:

Ya para terminar, creo que merece una mención especial el enorme stand del Mercado de la Cosecha, un proyecto muy bonito en el que es posible poner directamente a productores y consumidores en contacto, evitando que las distribuidoras puedan influir sobre el precio, y participando así de un comercio justo y mucho más cercano.

En el mercado de la cosecha hay lugar para los productores de queso, de sidra, de helados artesanos ecológicos, de vinos y un largo etcétera, no sólo abarcando el sector agroalimentario. Esta iniciativa se ha visto respaldada por Hijos de Rivera ,S.L (Estrella Galicia), Gadis y R. Son varias las líneas llevadas a cabo, desde "parladoiros" o charlas para promover los negocios rurales, la ecología y otros valores; pasando por proyectos de I+D+i; o "boimortos", escaparates de propuestas innovadoras para el medio rural.

Pero como esta feria Salón de Gourmets va de comprar y vender, nos interesa ver qué nos ofrece a los consumidores finales, y ahí es donde aparece la maravillosa idea de abrir un "pop-up store" en A Coruña, en la que cada semana son diferentes los vendedores rurales que  acercan su empresa a la ciudad para que podamos conocer su actividad. Según nos comentaron en Ifema, están pensando en llevar esta solución a nuevos destinos dentro de Galicia para que cada vez sea más visible, pero por el momento no nos pueden desvelar más.

Aquí abajo os dejo el link de la página, que por cierto está muy bien hecha y facilita mucho la información, y podréis enteraros un poquito mejor de cómo surgió el mercado, y quienes están y estarán involucrados próximamente. Ya de paso os animo a que le déis un like en facebook, y que os paséis rápidamente por su stand 4E02 en Ifema para hacer catas de sidra y vino esta tarde de martes o durante mañana miércoles.

http://www.mercadodelacosecha.com/

El vino no lo he podido catar, pero las sidras de la marca Maeloc de pera y mora están increíblemente buenas, así que ¡menos Bulmers y Strongbow y más productos españoles y artesanales!

Agur yogures, dentro de nada una nueva entrada sobre Salamanca en Semana Santa ;).



domingo, 31 de enero de 2016

París, no sólo una ciudad para enamorados

El día 28 haría un año que paseara por las calles de París bajo unas nubes grises que no me querían dar el gusto de ver la nieve caer. Lo recuerdo como un viaje de desconexión, como siempre, puesto que para mí volar es la mejor manera de relajarme frente a la rutina y los problemas cotidianos. Sin embargo, recuerdo París más como la ciudad de las sombras, y no la ciudad de la luz…pero supongo que en esa temporada del año, y tras los atentados de Charlie Hebdo, la atmósfera no era precisamente la más romántica.

En cualquier caso, fueron muchos los momentos a guardar en la memoria, y el escenario daba mucho de sí para fotografiar, así que me pateé las calles con el objetivo en mis manos cortadas por el frío de buscar la postal perfecta, eso sí, con una gran sonrisa.

Aprovechando el festivo de Santo Tomás de Aquino a finales de enero y tras los exámenes, la idea fue partir el 28 de enero y volver el 2 de febrero. Si bien las caminatas y jornadas de turisteo se hicieron interminables, siempre sabe a poco, y fueron tantos los lugares que se perdieron en la lista de prioridades, que habré de volver a pisar suelo francés.

Partiendo de la decisión ahorrar tiempo/ dinero, elegí volar con Easy Jet hasta Charles De Gaulle, y en mi caso lo barato sale caro, porque tuve problemas con la facturación, pero esto daría para otra entrada.

**Para llegar hasta el hotel tomé un tren lanzadera, y para moverme por la ciudad compré un ticket de 10 viajes para el jueves y el viernes por 12.70€, y un ticket para el  sábado y otro para domingo con viajes ilimitados para menores de 26 años por 3.75€/día.

**Si eres mayor de esa edad la mejor opción es comprar un Paris Navigo de 1 semana para lo que necesitarás llevar foto de carnet, y te costará 29.85€.

Tengo que decir que soy un poco rara avis para organizar viajes, y es que no tenía demasiado interés en ver la Torre Eiffel, el recorrido Amelie o el Pont des Arts con sus candados. Y es que no hay algo que menos soporte en materia de turismo que vender topicazos, en este caso “la ciudad del amor”.

Por el contrario, me moría de ganas de ver el Museo de Orsay con esa estructura de acero y cristal, mucho más atractiva al ojo que otros viejos iconos… o las catacumbas, con esas galerías lúgubres pero cálidas tan enigmáticas, pero tan poco fotogénicas por la humedad.
Como es costumbre aquí os dejo los recorridos que hice con una pequeña crítica y anotaciones que creo son de interés si pensáis ir a la capital de la France.

El primer día fue llegar al hotel de noche, cenar y acostarse para empezar con fuerza al día siguiente. El Hotel Villa Royale Montsouris, situado en el distrito 14, al sur, más concretamente en el 144 de la rue de la Tombe Issoire, lo encontré bastante cálido y agradable para un hotel de tres estrellas en Francia, y a un precio más que asequible. En el contrato no tenía desayuno incluido pero la zona, aunque muy tranquila, daba mucho de sí, de hecho había un restaurante indio a menos de 100 metros buenísimo <3.

Ya a mi vuelta a Madrid, descubrí que la zona tenía mucha historia detrás encubierta, de esa que tanto me gusta. Particularmente, la calle del hotel es una antiquísima vía de acceso a Paris, de hecho, no muy lejos de allí se encuentra el Parc Montsouris, en el que podemos encontrar una parte de lo que fue “La petite ceinture de Paris”. Este cinturón ferroviario que rodeaba la ciudad empezó a entrar en decadencia en los años treinta y desde 1990 se encuentra abandonado, dando paso a la vegetación entre graffiti y graffiti.




Aquí tenéis un video que aunque no es explicativo, os puede dar una idea de por qué me muero de ganas de pasar una tarde entre los raíles, y es que ofrece tantas posibilidades para fotografiar, que da escalofríos:

https://www.youtube.com/watch?v=53r2msxqyJY

Y aquí la info del hotel:

http://www.booking.com/hotel/fr/pavillonroyalemontsouris.es.html

Tras esta introducción, ¡vamos con el recorrido!



Día 2: jueves 29 de enero

Menos mal que una con los años va cogiendo experiencia y se hace más prudente, de milagro no acabé con hipotermia, y es que si miramos un plano de París, las distancias nada tienen que ver con las que encontramos en ninguna ciudad de España. Por esto mismo, tanto con frío como con calor, debo recomendaros que estudiéis la posibilidad de usar el metro entre monumento y monumento, o acabaréis creyendo que se trata del Camino de Santiago.
La idea, no tan descabellada, era salir del Arco del Triunfo en dirección a la Torre Eiffel, pasando previamente por los Campos Elíseos, la Plaza de la Concordia y cómo no, el Puente de Alejandro III. Creedme cuando os digo que se tardan 4 horas en hacer la ruta, entre la lucha con el paraguas y la cámara y resguardarse en una creperie ayudados por un chocolat chaud. No puedo poner más pegas porque apenas había turistas por la calle disfrutando del apacible día (…).

Las fotografías quedaron preciosas, pero el frío que pasé no se lo deseo a nadie, aquello parecía París (Pekín)-Express, sólo me faltó hacer autostop.

He aquí la mini nota informativa de los monumentos:

Arco del Triunfo
Metro: Charles de Gaulle - Etoile, líneas 1, 2 y 6. 
RER: Charles de Gaulle - Etoile, línea A.
Autobus: líneas 22, 30, 31, 52, 73 y 92.

Plaza de la Concordia  (Entre los Campos Elíseos y los Jardines de las Tullerías)

Puente de Alejandro III (Entre los Inválidos y el Petit y Grand Palais)

Campos Elíseos (Champs de Mars)  y Torre Eiffel
Metro:  M° École Militaire, línea 8



Día 3: viernes 30 de enero

Continuando con el clima invernal, el segundo día combiné las visitas al aire libre por la tarde noche con la entrada al Museo de Orsay a primera hora de la mañana.
Para aquellas personas a las que les aburre la pintura, tengo que  decirles que es espectacular la muestra de obras escultóricas y pictóricas que alberga el museo, obras que hemos visto en tantos libros, películas, ilustraciones, citas…que sólo por su valor histórico, deben ir. Y aun así, si no os convence este argumento, no podéis perderos las vistas de los ventanales del reloj que ofrece su último piso, desde donde observar Montmartre en lo alto de la colina.

**Algo que no hice bien fue comer al terminar el museo, ya que me podía haber quedado sin almuerzo, pero curiosamente acerté con un restaurante que estaba justo en frente del museo, y aunque hay quien lo tilda de engañaturistas, lo cierto es que mi plato estaba bien cocinado y bien de precio. En Le Royal Orsay  tienen menú del día y gran variedad de platos, yo me pedí un pescado con espinacas en una sartencita si no recuerdo mal, y para comer algo que no sea sándwich, bocata o sucedáneo no se le puede mirar el diente a gastar entre 15 y 18 euros por persona.

No os dejéis engañar, Montmartre está muy lejos, así, tras la sobremesa el viaje en metro sentada se me hizo una delicia, y a la llegada a este precioso barrio fui directa a Sacre Coeur para subir rápido las escaleras, que se muestran más hostiles de lo que realmente son (y lo dice alguien con condromalacia rotuliana). Para evitar riesgos tenéis el funicular, pero a mí particularmente me parece un gasto absurdo en mi situación.
No hace falta decir nada de la basílica, ya que se vende por sí sola, son tantas las escenas grabadas aquí, y tiene unas vistas tan exquisitas todo el año que es un must dejarse las rodillas en subir. Por dentro es igualmente bella, pero al igual que en Notre Dame y en la Sainte Chapelle, da bastante pena ver cómo hacen negocio descaradamente en su interior con la venta de libros, medallas y un largo etcétera.



Como era de esperar, al caer la noche el callejeo estaba servido, y también bajar a hacer la foto de rigor frente al Moulin Rouge, que poco tiene del original, y nada de lo que vende el cine. Lo más llamativo es ver que las calles están plagadas de sex shops y de librerías-cafeterías, además de pequeñas galerías de arte y tiendas de ropa vintage, que queda muy bien decirlo, pero no es otra cosa que tiendas de segunda mano, pero en francés queda très chic decirlo.


De nuevo la info:

Museo de Orsay
Metro: Solferino, línea 12. 
RER: Musée d´Orsay, línea C.

Montmartre:
Funicular de Montmartre
Metro: Anvers, línea 2; Abbesses, línea 12; Pigalle, líneas 2 y 12; Blanche, línea 2.
                                                                         


Día 4: sábado 31 de enero

En mi opinión este fue el día clave y más auténtico, y también el más económico, ya que tuve la oportunidad de acceder a gran cantidad de edificios históricos y sólo pagué por entrar a las catacumbas 10 €.
Para ir a las catacumbas hay que madrugar y ponerse a la cola a las 9 o antes si no queremos que se nos vaya la mañana entera. A las 10:00 horas abren las puertas de martes a domingo y a las 16:00 horas se cierran.
A eso de las 11:45 ya estaba fuera preparada para continuar con el día, siendo lo próximo la visita guiada gratuita a Notre Dame para españoles a las 14:30 (como todos los sábados). No me quedé con mucha idea de qué asociación lo organizaba, pero la guía era una señora mayor española y muy devota que nos explicó lo más relevante del exterior e interior del templo. Aunque yo llegué unos minutos tarde y me pude acoplar al grupo, se recomienda que estéis frente a la portada principal de la catedral 10 minutos antes (no esperando en la cola). Tras dar la “voluntad” para la asociación se puede estar en la catedral todo el tiempo que se desee.

Mi falta de consideración con la guía se debió a que me perdí por el Marché des Enfants Rouges, que en mi opinión no tenía NADA de especial, cuando esperaba encontrarme algo más variopinto como el mercado de Naschmarkt en Viena.

**Aquí llega el momento de recomendación que todos estabais esperando, un pub con buenas vistas, crepes, cócteles y un buen servicio en mesa, además tiene terraza para los fumadores. El sitio se llama Le Nul Part Ailleurs y está frente a Notre Dame y fue tal la experiencia y el trato del camarero silbiditos happy que tuve que volver a contagiarme de ese espíritu en una semana gélida y gris. Dirección: 3 rue du Haut Pavé.

**También os recomiendo, sólo si sois fanáticos de las librerías y no vais a ir cual japoneses con réflex en mano, Shakespeare & Company, también al lado de la catedral. Son tantos los personajes ilustres que han pasado por allí que siempre está hasta los topes, y son numerosas las firmas de libros que allí se celebran, así como otras reuniones. Aunque el sitio es precioso, con sus libros nuevos, y no tanto, sus fotografías en sepia y su piano desconchado, en mi opinión se ha perdido la esencia bohemia, y ahora es un refugio de hípsters instagramers. Dirección: 37 rue de la Bûcherie.

Tras esto, no contenta en mi afán de conocerme toda la ciudad (materialmente imposible, ni siquiera realizable con 20 visitas) me dirigí a un nuevo lugar. Fue una pena pero apenas llegué a atisbar la Plaza de los Vosgos, la plaza residencial más antigua de París y uno de los lugares más elitistas con galerías de arte bajo sus soportales. Quise entrar a la Casa de Victor Hugo, que era gratis, pero no me dio tiempo más que a pasear en la penumbra alrededor del parque, ya cerrado.

Ya de camino y en la misma línea que el  hotel, la iglesia de Saint-Sulpice, que es un lugar único sin la menor duda, e ignorante yo de no saberlo, sale en la película de El Código Da Vinci. Pero...WARNING!  Más ignorante será el que se haya tragado que el meridiano de París pasaba por la iglesia, la cual se salvó de su destrucción en la Revolución Francesa por tener entre sus muros un gnomon, una columna que marca la hora del día proyectando una sombra en el suelo y que permite identificar los solsticios (esa es la línea que ha creado tanta confusión). Es curiosa un rato, y podría ser perfectamente una catedral, ya que va por detrás de Notre Dame en tamaño, además alberga frescos de Delacroix. No sé si alguno de vosotros habrá ido, pero desde luego, de noche, tiene una energía muy extraña, con una iluminación que con los materiales empleados en las columnas y muros (mármoles oscuros y piedra desnuda) crea un contraste un poco fantasmagórico. Para más inri alguna de las capillas se encuentran ennegrecidas debido a varios incendios acaecidos en el lugar. Se me olvidaba deciros que la entrada es libre.




Catacumbas (Avenue du Colonel Henri Rol-Tanguy, 1).
Metro: Denfert-Rochereau, líneas 4 y 6.
RER: Denfert-Rochereau, línea B. 
Autobus: líneas 38 y 68.


Tour de Notre Dame
Metro: Saint-Michel / Saint-Michel - Notre-Dame

Casa de Victor Hugo (en el número 6 de la Plaza des Vosgues)
MetroBastille, líneas 1, 5 y 8

Saint Sulpice
Metro: Saint-Sulpice, línea 4.

Día 5: domingo 1 de febrero

Aprovechando que los domingos, como ocurre en Madrid, son muchos los museos que se abren gratuitamente a los turistas, fue el momento de echarle los dos ojos al Louvre.
Tengo que decir que o soy muy torpe o estaba muy mal señalizado a la salida del metro, y a las 9 de la mañana con la fresca que hacía no se veía a mucha gente por la calle para preguntar por la dirección. Se recomienda ir bien abrigados para que no cojáis una bronquitis esperando en la cola, pensad que estáis totalmente a la intemperie y no tenéis nada que frene el viento o la lluvia.

Me quedaron muchas obras por ver, pero era tan grande el palacio y tanta la información asimilada que el agotamiento mental y físico fue terrible. Pese a ello, hubiera sido pecado no haber acabado la tarde con la Sainte Chapelle, que se encontraba tan cerca.

Si tienes entre 18 y 25 años y eres de la UE, la entrada a la Sainte Chapelle es gratuita, pero si eres la última de la cola de ese día (verídico) y vas acompañada, igual tenéis suerte y entráis todos sin pagar. Estaba temiendo que no me diera tiempo a ver la obra más colorista del gótico, porque en invierno el último pase es a las 17:00 horas y me coloqué a la espera no sé si una hora antes, el caso es que casi me peleo con una abuela holandesa que se estaba colando descaradamente. En estos casos, paciencia, yo aguanté una hora bajo la lluvia y con ráfagas de viento, y os puedo decir que mereció la pena ver tal preciosidad.






Museo del Louvre
Metro: Palais-Royal - Musée du Louvre, líneas 1 y 7. 
Autobus: líneas 21, 24, 27, 39, 48, 68, 69, 72, 81 y 95.

Sainte Chapelle
Metro: Cité, línea 4. 
Autobus: líneas 21, 27, 38, 85 y 96.


**Briconsejo del día: En domingo también podréis aprovechar para conocer el Centre Pompidou, que me quedó por ver, y atención porque desde la terraza de su cafetería se puede ver todo el skyline, gratis y con vistas si no iguales, mejores que desde la Torre Eiffel o la Torre Montparnasse.



Día 6: lunes 2 de febrero

Tristemente, este día sólo dio para ducharse y vestirse, desayunar y correr hacia el aeropuerto, ya que el vuelo salía a las 13:00 horas.

Como veis, un viaje conmigo es una paliza asegurada, pero creo que el balance acaba siendo positivo, eso sí, todavía no he conocido lo que es no madrugar o no patearme el sitio en cuestión de cabo a rabo.

Para la próxima escapada a París ya tengo pensado alguno de los sitios que quiero visitar, cuando lo realice ya os sorprenderé, os lo prometo ;). ¿Me contáis vuestra experiencia por esta maravillosa ciudad? ¿Se me olvida algún lugar a destacar? Me encantaría conocerlos, espero vuestros comentarios.

De esta experiencia he aprendido que Francia sabe vender sus productos, aunque luego muchos resulten decepcionantes, pero en el marketing turístico y explotar el cine a su favor son expertos. En parte considero que España debería aprender mucho de esto, pero egoístamente creo que mi ciudad y mi país en ese sentido se mantiene más auténtico, o quiero creer.

Espero que os haya gustado, en breves alguna de mis aventurillas por Madrid. ¡Agur yogur!





lunes, 31 de agosto de 2015

Ibiza, una atmósfera de otro mundo

Ibiza o Eivissa, Ibossim para los fenicios y Ebusus para los romanos, o Yebisah para los árabes que pasaron por este lugar, la isla nunca ha pasado desapercibida desde sus orígenes. Sin embargo, muchos serán los que no sepan apreciar la magia de sus tierras y aguas, y es que "no todo el monte es orégano". Bien es cierto que hoy en día pensar en Ibiza lleva necesariamente asociada la idea de grandes complejos hoteleros y discotecas, en cambio, este paraíso mediterráneo conserva su esencia intacta como pocos puedan presumir.

Reconozco muy a mi pesar, que pese a haber conocido bastantes lugares de cinco años a esta parte (todos en Europa), pocos han sido los momentos en que he dejado de ser una mera turista para conectar con el alma de los paisajes que he observado, sea por falta de tiempo, por tener un planning muy estructurado o por ir acompañada de más gente, que al final, también determina mucho el rumbo. En Ibiza ocurre algo maravilloso, y es que nada más llegar, como si hubieras cambiado de continente y te abandonaras a formas de vida ancestrales y exóticas, tu chip mental cambia. No existen las prisas, y todo el mundo sonríe, pero no con una mueca pintada, la vida es más sencilla, y estás allí para disfrutarla, por lo tanto olvídate de tus problemas, deja tu móvil en el bolsillo y respira, vive "tu aquí y tu ahora".

Siempre he tenido una obsesión con las islas, y es que creo que encierran grandes historias de piratas y conquistas, misterios y encantos ocultos, y también por ello tenía ganas de huir del prototipo de isla caribeña, de quedarme sólo con una estampa bonita de sol y playa, sin conducir, sin patearme las calles de día o de noche, preocupada sólo de lucir un bonito bronceado.

Aunque quiero y espero poder regresar pronto a Ibiza a seguir desentrañándola y no he podido visitar todo lo que me hubiera gustado, mi estancia allí durante cinco días ha sido inmejorable, pues he paladeado cada momento, que ha sido único y precioso. He aquí mi resumen del viaje, el cual, si aún no os habéis aventurado a ir, creo que os será de utilidad.

Mejor resumida imposible, la experiencia perfecta en Ibiza con todos los logros que buen turista debe desbloquear, trabajo realizado por la completísima página sobre la isla:
http://www.ibizaisla.es/



Día 1, lunes:

Tras salir del aeropuerto y recoger con mis amigos el coche de alquiler, nos dispusimos a ir al apartamento contratado en la zona de Roca Llisa, tranquilo y familiar, en una zona de urbanizaciones, pero muy próximo a Ibiza, Cala Llonga o Santa Eulária. Después de dejar las maletas y comprar en el super, comemos en casa, y descansamos un rato. El vuelo fue muy temprano, así que no teníamos intención de volver a altas horas de nuestra primera incursión en las Baleares, es por ello que decidimos, ya a la caída del sol, ir al centro de Ibiza, para ver el puerto y las murallas de Dalt Vila. El primero os impresionará con sus barcos de lujo, sus gogós (muy Gaga) a pie de calle atrayendo turistas y sus terracitas chill con luces y música. El casco histórico os embriagará con sus calles estrechas, sus escalinatas blancas y gatos callejeros. Es justo y necesario que subáis arriba del todo, a la catedral para descansar largo rato y observar toda la ciudad a gran altura antes de la bajada por nuevas calles por las que no habíais discurrido.




Resulta chocante que pese a estar en agosto y en pleno meollo, las calles sean un oasis de paz, y se mantengan limpias y cuidadas cual postal de tienda de souvenirs. Otra excusa más para visitarla de noche y no de día es que se está más fresco callejeando por Dalt Vila que en cualquier terraza en el paseo marítimo.

A propósito de las terrazas, si queréis tapear algo, os recomiendo el Restaurante Peixet, en el puerto, junto a los mercadillos hippies. Aunque las raciones resultan ser tapas, la relación calidad-precio para lo que podemos encontrar en la zona es muy buena. Si os quedáis con hambre podéis pedir una pizza para compartir, y la cuenta tampoco subirá demasiado.

Para los que estén en la isla en lunes y piensen que no hay grandes cosas por hacer, todas las semanas en  Benimussa Park, San Antonio se celebra un el Holi Garden Festival Ibiza por las tardes, de 16:30 a 22:30, donde poder disfrutar de buena música al aire libre entre polvos de colores. El precio es de 29 euros, y aunque no pude ir, creo que merece la pena si viajas para una o dos semanas.


Día 2, martes:

Nos levantamos con ganas de mar y de arena, y tras decidirnos por si ir al norte o al sur, acabamos decantándonos por Cala Vadella en el Suroeste, y así más tarde podríamos vivir el que ha sido uno de los momentos más bonitos de la estancia en la isla, la puesta de sol en el Parc de Cala d´Hort, observando los islotes de Es Vedrá y Es Vendradell.




De donde teníamos el apartamento a la playa tardamos como 50 minutos, contando con las carreteras con curvas y un atasco con el que nos topamos, por lo demás, el lugar es perfecto, las aguas limpias, cristalinas, sin demasiados barcos atracados o cerca, y sin grandes multitudes. De hecho aprovechamos para alquilar una sombrilla entre los cuatro amigos que íbamos, y tuvimos suerte de encontrar una libre. Si viajáis a Baleares, tened en cuenta que encontrar un sitio a la sombra viene a ser bastante difícil, a menos que vayáis a calas pequeñas y cerradas, y que 9 euros (que viene a costar aproximadamente, dependiendo de la zona) por una sombrilla es un precio más que razonable si hablamos de pasar el día tostándonos.

Ya a la tarde, cansados de sudar, al sol y a la sombra tomamos la carretera para ir a Sant Josep de sa Talaia, pueblo de camino al Parc de Cala d´Hort, allí empleamos tiempo en ver puestos y en sentarnos en la terraza de Racó Verd, en la Plaza de la Iglesia, un bar muy curioso con mucho espacio, árboles, sillas y sofás, en los que sentarte a escuchar música en vivo mientras bebes un mojito, un smoothie o comes unas quesadillas. Al lado de este bar, en la calle Atalaia 15, existe otro  sitio de tapeo del que he leído muy buenas críticas por la calidad y cantidad de sus raciones y tapas, es el Bar Destino Tapas, pero para encontrar mesa libre dentro o fuera del local hay que echarle paciencia o reservar con antelación.








Os dejo el link de la empresa, para que no se os olvide pasaros por allí ;) :

http://www.racoverdibiza.es/index.html



Corriendo nos fuimos a ver el atardecer, y se nos pasó subir a la Torre Es Savinar, pero en otra ocasión será. Creo que no tengo mucho que decir acerca de las vistas, los adjetivos sobran. Ibiza es magia, y este momento fue tan delicioso como místico.



Los martes en agosto hay mercadillo nocturno en Las Dalias, que se encuentra en Sant Carles de Peralta, muy recomendable, aunque es más caro que otros, eso sí. En mi opinión merece más la pena ir a la fiesta Namaste los miércoles por la noche, ya que mercadillos hay en todas partes, pero nada parecido a Namaste, ni en Ibiza, ni en España, y seguramente no haya sitio igual en el planeta. Fue tan increible la experiencia que no quise hacer fotos y sólo lo guardé en mi retina, pero para no dejaros con la duda os diría que es una regresión a Woodstock, reformado y cocinado con colores indios e interiorismo ibicenco.

Ya a la noche, una sesión de piscina nocturna en nuestro apartamento, y a descansar.

Día 3: miércoles

El tercer día no nos quisimos complicar demasiado planeando qué hacer, así pues pasamos la mañana en Cala Llonga a unos 10 minutos del apartamento, la cual tendría una bonita postal si no fuera porque el agua tenía aceite de los barcos y la orilla estaba llena de algas, por no hablar de la cantidad ingente de bañistas para el tamaño de la cala.

A la noche, como bien dije, me esperaba mi "estreno" de psicodelia en Namaste, sin duda una de las noches más especiales de mi vida, pero antes bajamos a Ibiza a tomar algo en la calle de la Virgen, que viene a ser el Chueca de Madrid.




Día 4: jueves

La noche anterior fue muy larga y se convirtió mañana sin que cerrara los ojos, así pues el resto del día fue de relax y marmoteo, y ya al caer el sol de nuevo, fuimos a Cala Llonga para tomarnos un refresco cerca de nuestra guarida. Curiosamente estaba todo muy tranquilo y apenas había dos sitios para tomar algo. Mucha suerte tuvimos, y es que dimos con un sitio fabuloso, el Jam Shack, un pub muy cool de estética reggae y gran selección de cócteles, cervezas, y platos jamaicanos para picotear.
Aquí os dejo el link de su perfil en Facebook para que os animéis a conocerlo:

https://www.facebook.com/jamshackIbiza/timeline







Día 5: viernes


Qué pena más grande, este fue nuestro último día, pero supimos sacarle jugo hasta el final, y fue una manera bonita para terminar. Santa Eulària des Riu es una población importante con un largo y precioso paseo marítimo que invita a hacer el día y la noche frente a sus níveas arenas.





Así pues, con la casa a cuestas en nuestro coche de juguete (un Ford Ka), aparcamos en esta localidad y vamos en busca de una terraza donde comer a un precio aceptable algo más típico de la gastronomía insular, y damos con la mejor opción, el restaurante Sal Marina, experto en arroces, pescados y cocina de mercado. Por sólo 12 euros empezamos con un pan con ali oli, continuamos con un salmorejo algunos, y ensalada otros, tuvimos gran variedad de segundos, pidiéndome yo una paella de verduras con pollo payés, y acabamos con un café. Si bien la bebida no estaba incluida, no quise romper la tradición de comer con vino, y también pedimos una ración de mejillones, todo exquisito a la vista y al paladar.




Para bajar la comida nada mejor que dar un paseo por la sombra y buscar planes alternativos, mis amigos huyeron a refrescarse bajo el aire acondicionado de un centro comercial de la zona, y yo quise despedirme en esta aventura abrazándome a las olas y tomando el sol. Siempre he amado los tatuajes de henna y nunca vi momento ni lugar para hacerme uno, y allí, a mi salida de la playa, había un mercadillo con un puesto de tatuajes, y ese fue mi gran regalo y homenaje de última hora, mi ritual de purificación a dos horas y media de coger el vuelo que nos traería a Madrid. Para cuando me terminaron de dibujar en la mano íbamos apurados al aeropuerto, sin embargo, yo estaba más relajada que nunca, y en ningún momento se me crisparon los nervios, de hecho fue un guiño que de camino a la terminal recibiéramos un mensaje de que nuestro vuelo se había retrasado.



Ya habiendo facturado y esperando en la puerta de embarque el tiempo pasaba y la gente se impacientaba pasadas dos horas de retraso, y así, con ese mal genio y la ansiedad, nuestro avión aterrizó en Madrid de madrugada, recordándonos que nuestra estancia fue un sueño, y que nuestra realidad cotidiana es mucho más gris y anodina, y sin olor a mar.

Al menos para mí, sé que esto no ha sido un adiós sino un hasta pronto y me siento muy agradecida de haber vivido tantos grandiosos instantes en este rinconcito del mundo.



Espero que vuestro verano haya sido igualmente valioso, sed felices, y no dejéis de comentarme. Yo voy a disfrutar lo poco que me queda antes de volver a la universidad tal que así.


Nos vemos.