lunes, 31 de agosto de 2015

Ibiza, una atmósfera de otro mundo

Ibiza o Eivissa, Ibossim para los fenicios y Ebusus para los romanos, o Yebisah para los árabes que pasaron por este lugar, la isla nunca ha pasado desapercibida desde sus orígenes. Sin embargo, muchos serán los que no sepan apreciar la magia de sus tierras y aguas, y es que "no todo el monte es orégano". Bien es cierto que hoy en día pensar en Ibiza lleva necesariamente asociada la idea de grandes complejos hoteleros y discotecas, en cambio, este paraíso mediterráneo conserva su esencia intacta como pocos puedan presumir.

Reconozco muy a mi pesar, que pese a haber conocido bastantes lugares de cinco años a esta parte (todos en Europa), pocos han sido los momentos en que he dejado de ser una mera turista para conectar con el alma de los paisajes que he observado, sea por falta de tiempo, por tener un planning muy estructurado o por ir acompañada de más gente, que al final, también determina mucho el rumbo. En Ibiza ocurre algo maravilloso, y es que nada más llegar, como si hubieras cambiado de continente y te abandonaras a formas de vida ancestrales y exóticas, tu chip mental cambia. No existen las prisas, y todo el mundo sonríe, pero no con una mueca pintada, la vida es más sencilla, y estás allí para disfrutarla, por lo tanto olvídate de tus problemas, deja tu móvil en el bolsillo y respira, vive "tu aquí y tu ahora".

Siempre he tenido una obsesión con las islas, y es que creo que encierran grandes historias de piratas y conquistas, misterios y encantos ocultos, y también por ello tenía ganas de huir del prototipo de isla caribeña, de quedarme sólo con una estampa bonita de sol y playa, sin conducir, sin patearme las calles de día o de noche, preocupada sólo de lucir un bonito bronceado.

Aunque quiero y espero poder regresar pronto a Ibiza a seguir desentrañándola y no he podido visitar todo lo que me hubiera gustado, mi estancia allí durante cinco días ha sido inmejorable, pues he paladeado cada momento, que ha sido único y precioso. He aquí mi resumen del viaje, el cual, si aún no os habéis aventurado a ir, creo que os será de utilidad.

Mejor resumida imposible, la experiencia perfecta en Ibiza con todos los logros que buen turista debe desbloquear, trabajo realizado por la completísima página sobre la isla:
http://www.ibizaisla.es/



Día 1, lunes:

Tras salir del aeropuerto y recoger con mis amigos el coche de alquiler, nos dispusimos a ir al apartamento contratado en la zona de Roca Llisa, tranquilo y familiar, en una zona de urbanizaciones, pero muy próximo a Ibiza, Cala Llonga o Santa Eulária. Después de dejar las maletas y comprar en el super, comemos en casa, y descansamos un rato. El vuelo fue muy temprano, así que no teníamos intención de volver a altas horas de nuestra primera incursión en las Baleares, es por ello que decidimos, ya a la caída del sol, ir al centro de Ibiza, para ver el puerto y las murallas de Dalt Vila. El primero os impresionará con sus barcos de lujo, sus gogós (muy Gaga) a pie de calle atrayendo turistas y sus terracitas chill con luces y música. El casco histórico os embriagará con sus calles estrechas, sus escalinatas blancas y gatos callejeros. Es justo y necesario que subáis arriba del todo, a la catedral para descansar largo rato y observar toda la ciudad a gran altura antes de la bajada por nuevas calles por las que no habíais discurrido.




Resulta chocante que pese a estar en agosto y en pleno meollo, las calles sean un oasis de paz, y se mantengan limpias y cuidadas cual postal de tienda de souvenirs. Otra excusa más para visitarla de noche y no de día es que se está más fresco callejeando por Dalt Vila que en cualquier terraza en el paseo marítimo.

A propósito de las terrazas, si queréis tapear algo, os recomiendo el Restaurante Peixet, en el puerto, junto a los mercadillos hippies. Aunque las raciones resultan ser tapas, la relación calidad-precio para lo que podemos encontrar en la zona es muy buena. Si os quedáis con hambre podéis pedir una pizza para compartir, y la cuenta tampoco subirá demasiado.

Para los que estén en la isla en lunes y piensen que no hay grandes cosas por hacer, todas las semanas en  Benimussa Park, San Antonio se celebra un el Holi Garden Festival Ibiza por las tardes, de 16:30 a 22:30, donde poder disfrutar de buena música al aire libre entre polvos de colores. El precio es de 29 euros, y aunque no pude ir, creo que merece la pena si viajas para una o dos semanas.


Día 2, martes:

Nos levantamos con ganas de mar y de arena, y tras decidirnos por si ir al norte o al sur, acabamos decantándonos por Cala Vadella en el Suroeste, y así más tarde podríamos vivir el que ha sido uno de los momentos más bonitos de la estancia en la isla, la puesta de sol en el Parc de Cala d´Hort, observando los islotes de Es Vedrá y Es Vendradell.




De donde teníamos el apartamento a la playa tardamos como 50 minutos, contando con las carreteras con curvas y un atasco con el que nos topamos, por lo demás, el lugar es perfecto, las aguas limpias, cristalinas, sin demasiados barcos atracados o cerca, y sin grandes multitudes. De hecho aprovechamos para alquilar una sombrilla entre los cuatro amigos que íbamos, y tuvimos suerte de encontrar una libre. Si viajáis a Baleares, tened en cuenta que encontrar un sitio a la sombra viene a ser bastante difícil, a menos que vayáis a calas pequeñas y cerradas, y que 9 euros (que viene a costar aproximadamente, dependiendo de la zona) por una sombrilla es un precio más que razonable si hablamos de pasar el día tostándonos.

Ya a la tarde, cansados de sudar, al sol y a la sombra tomamos la carretera para ir a Sant Josep de sa Talaia, pueblo de camino al Parc de Cala d´Hort, allí empleamos tiempo en ver puestos y en sentarnos en la terraza de Racó Verd, en la Plaza de la Iglesia, un bar muy curioso con mucho espacio, árboles, sillas y sofás, en los que sentarte a escuchar música en vivo mientras bebes un mojito, un smoothie o comes unas quesadillas. Al lado de este bar, en la calle Atalaia 15, existe otro  sitio de tapeo del que he leído muy buenas críticas por la calidad y cantidad de sus raciones y tapas, es el Bar Destino Tapas, pero para encontrar mesa libre dentro o fuera del local hay que echarle paciencia o reservar con antelación.








Os dejo el link de la empresa, para que no se os olvide pasaros por allí ;) :

http://www.racoverdibiza.es/index.html



Corriendo nos fuimos a ver el atardecer, y se nos pasó subir a la Torre Es Savinar, pero en otra ocasión será. Creo que no tengo mucho que decir acerca de las vistas, los adjetivos sobran. Ibiza es magia, y este momento fue tan delicioso como místico.



Los martes en agosto hay mercadillo nocturno en Las Dalias, que se encuentra en Sant Carles de Peralta, muy recomendable, aunque es más caro que otros, eso sí. En mi opinión merece más la pena ir a la fiesta Namaste los miércoles por la noche, ya que mercadillos hay en todas partes, pero nada parecido a Namaste, ni en Ibiza, ni en España, y seguramente no haya sitio igual en el planeta. Fue tan increible la experiencia que no quise hacer fotos y sólo lo guardé en mi retina, pero para no dejaros con la duda os diría que es una regresión a Woodstock, reformado y cocinado con colores indios e interiorismo ibicenco.

Ya a la noche, una sesión de piscina nocturna en nuestro apartamento, y a descansar.

Día 3: miércoles

El tercer día no nos quisimos complicar demasiado planeando qué hacer, así pues pasamos la mañana en Cala Llonga a unos 10 minutos del apartamento, la cual tendría una bonita postal si no fuera porque el agua tenía aceite de los barcos y la orilla estaba llena de algas, por no hablar de la cantidad ingente de bañistas para el tamaño de la cala.

A la noche, como bien dije, me esperaba mi "estreno" de psicodelia en Namaste, sin duda una de las noches más especiales de mi vida, pero antes bajamos a Ibiza a tomar algo en la calle de la Virgen, que viene a ser el Chueca de Madrid.




Día 4: jueves

La noche anterior fue muy larga y se convirtió mañana sin que cerrara los ojos, así pues el resto del día fue de relax y marmoteo, y ya al caer el sol de nuevo, fuimos a Cala Llonga para tomarnos un refresco cerca de nuestra guarida. Curiosamente estaba todo muy tranquilo y apenas había dos sitios para tomar algo. Mucha suerte tuvimos, y es que dimos con un sitio fabuloso, el Jam Shack, un pub muy cool de estética reggae y gran selección de cócteles, cervezas, y platos jamaicanos para picotear.
Aquí os dejo el link de su perfil en Facebook para que os animéis a conocerlo:

https://www.facebook.com/jamshackIbiza/timeline







Día 5: viernes


Qué pena más grande, este fue nuestro último día, pero supimos sacarle jugo hasta el final, y fue una manera bonita para terminar. Santa Eulària des Riu es una población importante con un largo y precioso paseo marítimo que invita a hacer el día y la noche frente a sus níveas arenas.





Así pues, con la casa a cuestas en nuestro coche de juguete (un Ford Ka), aparcamos en esta localidad y vamos en busca de una terraza donde comer a un precio aceptable algo más típico de la gastronomía insular, y damos con la mejor opción, el restaurante Sal Marina, experto en arroces, pescados y cocina de mercado. Por sólo 12 euros empezamos con un pan con ali oli, continuamos con un salmorejo algunos, y ensalada otros, tuvimos gran variedad de segundos, pidiéndome yo una paella de verduras con pollo payés, y acabamos con un café. Si bien la bebida no estaba incluida, no quise romper la tradición de comer con vino, y también pedimos una ración de mejillones, todo exquisito a la vista y al paladar.




Para bajar la comida nada mejor que dar un paseo por la sombra y buscar planes alternativos, mis amigos huyeron a refrescarse bajo el aire acondicionado de un centro comercial de la zona, y yo quise despedirme en esta aventura abrazándome a las olas y tomando el sol. Siempre he amado los tatuajes de henna y nunca vi momento ni lugar para hacerme uno, y allí, a mi salida de la playa, había un mercadillo con un puesto de tatuajes, y ese fue mi gran regalo y homenaje de última hora, mi ritual de purificación a dos horas y media de coger el vuelo que nos traería a Madrid. Para cuando me terminaron de dibujar en la mano íbamos apurados al aeropuerto, sin embargo, yo estaba más relajada que nunca, y en ningún momento se me crisparon los nervios, de hecho fue un guiño que de camino a la terminal recibiéramos un mensaje de que nuestro vuelo se había retrasado.



Ya habiendo facturado y esperando en la puerta de embarque el tiempo pasaba y la gente se impacientaba pasadas dos horas de retraso, y así, con ese mal genio y la ansiedad, nuestro avión aterrizó en Madrid de madrugada, recordándonos que nuestra estancia fue un sueño, y que nuestra realidad cotidiana es mucho más gris y anodina, y sin olor a mar.

Al menos para mí, sé que esto no ha sido un adiós sino un hasta pronto y me siento muy agradecida de haber vivido tantos grandiosos instantes en este rinconcito del mundo.



Espero que vuestro verano haya sido igualmente valioso, sed felices, y no dejéis de comentarme. Yo voy a disfrutar lo poco que me queda antes de volver a la universidad tal que así.


Nos vemos.

7 comentarios:

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  4. Saludos,

    Buen artículo, enhorabuena. La ilustración que abre el artículo la realicé yo mismo para www.ibizaisla.es, serías tan amable de enlazar a esa web? ;-) Creo que sería un buen reconocimiento por el trabajo :)

    Muchas gracias de antemano, un saludo!

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    1. Claro, perdón por el retraso en contestar,en cuanto pueda ponerme con el blog lo enlazo. Gracias por comentar :-)

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