domingo, 31 de enero de 2016

París, no sólo una ciudad para enamorados

El día 28 haría un año que paseara por las calles de París bajo unas nubes grises que no me querían dar el gusto de ver la nieve caer. Lo recuerdo como un viaje de desconexión, como siempre, puesto que para mí volar es la mejor manera de relajarme frente a la rutina y los problemas cotidianos. Sin embargo, recuerdo París más como la ciudad de las sombras, y no la ciudad de la luz…pero supongo que en esa temporada del año, y tras los atentados de Charlie Hebdo, la atmósfera no era precisamente la más romántica.

En cualquier caso, fueron muchos los momentos a guardar en la memoria, y el escenario daba mucho de sí para fotografiar, así que me pateé las calles con el objetivo en mis manos cortadas por el frío de buscar la postal perfecta, eso sí, con una gran sonrisa.

Aprovechando el festivo de Santo Tomás de Aquino a finales de enero y tras los exámenes, la idea fue partir el 28 de enero y volver el 2 de febrero. Si bien las caminatas y jornadas de turisteo se hicieron interminables, siempre sabe a poco, y fueron tantos los lugares que se perdieron en la lista de prioridades, que habré de volver a pisar suelo francés.

Partiendo de la decisión ahorrar tiempo/ dinero, elegí volar con Easy Jet hasta Charles De Gaulle, y en mi caso lo barato sale caro, porque tuve problemas con la facturación, pero esto daría para otra entrada.

**Para llegar hasta el hotel tomé un tren lanzadera, y para moverme por la ciudad compré un ticket de 10 viajes para el jueves y el viernes por 12.70€, y un ticket para el  sábado y otro para domingo con viajes ilimitados para menores de 26 años por 3.75€/día.

**Si eres mayor de esa edad la mejor opción es comprar un Paris Navigo de 1 semana para lo que necesitarás llevar foto de carnet, y te costará 29.85€.

Tengo que decir que soy un poco rara avis para organizar viajes, y es que no tenía demasiado interés en ver la Torre Eiffel, el recorrido Amelie o el Pont des Arts con sus candados. Y es que no hay algo que menos soporte en materia de turismo que vender topicazos, en este caso “la ciudad del amor”.

Por el contrario, me moría de ganas de ver el Museo de Orsay con esa estructura de acero y cristal, mucho más atractiva al ojo que otros viejos iconos… o las catacumbas, con esas galerías lúgubres pero cálidas tan enigmáticas, pero tan poco fotogénicas por la humedad.
Como es costumbre aquí os dejo los recorridos que hice con una pequeña crítica y anotaciones que creo son de interés si pensáis ir a la capital de la France.

El primer día fue llegar al hotel de noche, cenar y acostarse para empezar con fuerza al día siguiente. El Hotel Villa Royale Montsouris, situado en el distrito 14, al sur, más concretamente en el 144 de la rue de la Tombe Issoire, lo encontré bastante cálido y agradable para un hotel de tres estrellas en Francia, y a un precio más que asequible. En el contrato no tenía desayuno incluido pero la zona, aunque muy tranquila, daba mucho de sí, de hecho había un restaurante indio a menos de 100 metros buenísimo <3.

Ya a mi vuelta a Madrid, descubrí que la zona tenía mucha historia detrás encubierta, de esa que tanto me gusta. Particularmente, la calle del hotel es una antiquísima vía de acceso a Paris, de hecho, no muy lejos de allí se encuentra el Parc Montsouris, en el que podemos encontrar una parte de lo que fue “La petite ceinture de Paris”. Este cinturón ferroviario que rodeaba la ciudad empezó a entrar en decadencia en los años treinta y desde 1990 se encuentra abandonado, dando paso a la vegetación entre graffiti y graffiti.




Aquí tenéis un video que aunque no es explicativo, os puede dar una idea de por qué me muero de ganas de pasar una tarde entre los raíles, y es que ofrece tantas posibilidades para fotografiar, que da escalofríos:

https://www.youtube.com/watch?v=53r2msxqyJY

Y aquí la info del hotel:

http://www.booking.com/hotel/fr/pavillonroyalemontsouris.es.html

Tras esta introducción, ¡vamos con el recorrido!



Día 2: jueves 29 de enero

Menos mal que una con los años va cogiendo experiencia y se hace más prudente, de milagro no acabé con hipotermia, y es que si miramos un plano de París, las distancias nada tienen que ver con las que encontramos en ninguna ciudad de España. Por esto mismo, tanto con frío como con calor, debo recomendaros que estudiéis la posibilidad de usar el metro entre monumento y monumento, o acabaréis creyendo que se trata del Camino de Santiago.
La idea, no tan descabellada, era salir del Arco del Triunfo en dirección a la Torre Eiffel, pasando previamente por los Campos Elíseos, la Plaza de la Concordia y cómo no, el Puente de Alejandro III. Creedme cuando os digo que se tardan 4 horas en hacer la ruta, entre la lucha con el paraguas y la cámara y resguardarse en una creperie ayudados por un chocolat chaud. No puedo poner más pegas porque apenas había turistas por la calle disfrutando del apacible día (…).

Las fotografías quedaron preciosas, pero el frío que pasé no se lo deseo a nadie, aquello parecía París (Pekín)-Express, sólo me faltó hacer autostop.

He aquí la mini nota informativa de los monumentos:

Arco del Triunfo
Metro: Charles de Gaulle - Etoile, líneas 1, 2 y 6. 
RER: Charles de Gaulle - Etoile, línea A.
Autobus: líneas 22, 30, 31, 52, 73 y 92.

Plaza de la Concordia  (Entre los Campos Elíseos y los Jardines de las Tullerías)

Puente de Alejandro III (Entre los Inválidos y el Petit y Grand Palais)

Campos Elíseos (Champs de Mars)  y Torre Eiffel
Metro:  M° École Militaire, línea 8



Día 3: viernes 30 de enero

Continuando con el clima invernal, el segundo día combiné las visitas al aire libre por la tarde noche con la entrada al Museo de Orsay a primera hora de la mañana.
Para aquellas personas a las que les aburre la pintura, tengo que  decirles que es espectacular la muestra de obras escultóricas y pictóricas que alberga el museo, obras que hemos visto en tantos libros, películas, ilustraciones, citas…que sólo por su valor histórico, deben ir. Y aun así, si no os convence este argumento, no podéis perderos las vistas de los ventanales del reloj que ofrece su último piso, desde donde observar Montmartre en lo alto de la colina.

**Algo que no hice bien fue comer al terminar el museo, ya que me podía haber quedado sin almuerzo, pero curiosamente acerté con un restaurante que estaba justo en frente del museo, y aunque hay quien lo tilda de engañaturistas, lo cierto es que mi plato estaba bien cocinado y bien de precio. En Le Royal Orsay  tienen menú del día y gran variedad de platos, yo me pedí un pescado con espinacas en una sartencita si no recuerdo mal, y para comer algo que no sea sándwich, bocata o sucedáneo no se le puede mirar el diente a gastar entre 15 y 18 euros por persona.

No os dejéis engañar, Montmartre está muy lejos, así, tras la sobremesa el viaje en metro sentada se me hizo una delicia, y a la llegada a este precioso barrio fui directa a Sacre Coeur para subir rápido las escaleras, que se muestran más hostiles de lo que realmente son (y lo dice alguien con condromalacia rotuliana). Para evitar riesgos tenéis el funicular, pero a mí particularmente me parece un gasto absurdo en mi situación.
No hace falta decir nada de la basílica, ya que se vende por sí sola, son tantas las escenas grabadas aquí, y tiene unas vistas tan exquisitas todo el año que es un must dejarse las rodillas en subir. Por dentro es igualmente bella, pero al igual que en Notre Dame y en la Sainte Chapelle, da bastante pena ver cómo hacen negocio descaradamente en su interior con la venta de libros, medallas y un largo etcétera.



Como era de esperar, al caer la noche el callejeo estaba servido, y también bajar a hacer la foto de rigor frente al Moulin Rouge, que poco tiene del original, y nada de lo que vende el cine. Lo más llamativo es ver que las calles están plagadas de sex shops y de librerías-cafeterías, además de pequeñas galerías de arte y tiendas de ropa vintage, que queda muy bien decirlo, pero no es otra cosa que tiendas de segunda mano, pero en francés queda très chic decirlo.


De nuevo la info:

Museo de Orsay
Metro: Solferino, línea 12. 
RER: Musée d´Orsay, línea C.

Montmartre:
Funicular de Montmartre
Metro: Anvers, línea 2; Abbesses, línea 12; Pigalle, líneas 2 y 12; Blanche, línea 2.
                                                                         


Día 4: sábado 31 de enero

En mi opinión este fue el día clave y más auténtico, y también el más económico, ya que tuve la oportunidad de acceder a gran cantidad de edificios históricos y sólo pagué por entrar a las catacumbas 10 €.
Para ir a las catacumbas hay que madrugar y ponerse a la cola a las 9 o antes si no queremos que se nos vaya la mañana entera. A las 10:00 horas abren las puertas de martes a domingo y a las 16:00 horas se cierran.
A eso de las 11:45 ya estaba fuera preparada para continuar con el día, siendo lo próximo la visita guiada gratuita a Notre Dame para españoles a las 14:30 (como todos los sábados). No me quedé con mucha idea de qué asociación lo organizaba, pero la guía era una señora mayor española y muy devota que nos explicó lo más relevante del exterior e interior del templo. Aunque yo llegué unos minutos tarde y me pude acoplar al grupo, se recomienda que estéis frente a la portada principal de la catedral 10 minutos antes (no esperando en la cola). Tras dar la “voluntad” para la asociación se puede estar en la catedral todo el tiempo que se desee.

Mi falta de consideración con la guía se debió a que me perdí por el Marché des Enfants Rouges, que en mi opinión no tenía NADA de especial, cuando esperaba encontrarme algo más variopinto como el mercado de Naschmarkt en Viena.

**Aquí llega el momento de recomendación que todos estabais esperando, un pub con buenas vistas, crepes, cócteles y un buen servicio en mesa, además tiene terraza para los fumadores. El sitio se llama Le Nul Part Ailleurs y está frente a Notre Dame y fue tal la experiencia y el trato del camarero silbiditos happy que tuve que volver a contagiarme de ese espíritu en una semana gélida y gris. Dirección: 3 rue du Haut Pavé.

**También os recomiendo, sólo si sois fanáticos de las librerías y no vais a ir cual japoneses con réflex en mano, Shakespeare & Company, también al lado de la catedral. Son tantos los personajes ilustres que han pasado por allí que siempre está hasta los topes, y son numerosas las firmas de libros que allí se celebran, así como otras reuniones. Aunque el sitio es precioso, con sus libros nuevos, y no tanto, sus fotografías en sepia y su piano desconchado, en mi opinión se ha perdido la esencia bohemia, y ahora es un refugio de hípsters instagramers. Dirección: 37 rue de la Bûcherie.

Tras esto, no contenta en mi afán de conocerme toda la ciudad (materialmente imposible, ni siquiera realizable con 20 visitas) me dirigí a un nuevo lugar. Fue una pena pero apenas llegué a atisbar la Plaza de los Vosgos, la plaza residencial más antigua de París y uno de los lugares más elitistas con galerías de arte bajo sus soportales. Quise entrar a la Casa de Victor Hugo, que era gratis, pero no me dio tiempo más que a pasear en la penumbra alrededor del parque, ya cerrado.

Ya de camino y en la misma línea que el  hotel, la iglesia de Saint-Sulpice, que es un lugar único sin la menor duda, e ignorante yo de no saberlo, sale en la película de El Código Da Vinci. Pero...WARNING!  Más ignorante será el que se haya tragado que el meridiano de París pasaba por la iglesia, la cual se salvó de su destrucción en la Revolución Francesa por tener entre sus muros un gnomon, una columna que marca la hora del día proyectando una sombra en el suelo y que permite identificar los solsticios (esa es la línea que ha creado tanta confusión). Es curiosa un rato, y podría ser perfectamente una catedral, ya que va por detrás de Notre Dame en tamaño, además alberga frescos de Delacroix. No sé si alguno de vosotros habrá ido, pero desde luego, de noche, tiene una energía muy extraña, con una iluminación que con los materiales empleados en las columnas y muros (mármoles oscuros y piedra desnuda) crea un contraste un poco fantasmagórico. Para más inri alguna de las capillas se encuentran ennegrecidas debido a varios incendios acaecidos en el lugar. Se me olvidaba deciros que la entrada es libre.




Catacumbas (Avenue du Colonel Henri Rol-Tanguy, 1).
Metro: Denfert-Rochereau, líneas 4 y 6.
RER: Denfert-Rochereau, línea B. 
Autobus: líneas 38 y 68.


Tour de Notre Dame
Metro: Saint-Michel / Saint-Michel - Notre-Dame

Casa de Victor Hugo (en el número 6 de la Plaza des Vosgues)
MetroBastille, líneas 1, 5 y 8

Saint Sulpice
Metro: Saint-Sulpice, línea 4.

Día 5: domingo 1 de febrero

Aprovechando que los domingos, como ocurre en Madrid, son muchos los museos que se abren gratuitamente a los turistas, fue el momento de echarle los dos ojos al Louvre.
Tengo que decir que o soy muy torpe o estaba muy mal señalizado a la salida del metro, y a las 9 de la mañana con la fresca que hacía no se veía a mucha gente por la calle para preguntar por la dirección. Se recomienda ir bien abrigados para que no cojáis una bronquitis esperando en la cola, pensad que estáis totalmente a la intemperie y no tenéis nada que frene el viento o la lluvia.

Me quedaron muchas obras por ver, pero era tan grande el palacio y tanta la información asimilada que el agotamiento mental y físico fue terrible. Pese a ello, hubiera sido pecado no haber acabado la tarde con la Sainte Chapelle, que se encontraba tan cerca.

Si tienes entre 18 y 25 años y eres de la UE, la entrada a la Sainte Chapelle es gratuita, pero si eres la última de la cola de ese día (verídico) y vas acompañada, igual tenéis suerte y entráis todos sin pagar. Estaba temiendo que no me diera tiempo a ver la obra más colorista del gótico, porque en invierno el último pase es a las 17:00 horas y me coloqué a la espera no sé si una hora antes, el caso es que casi me peleo con una abuela holandesa que se estaba colando descaradamente. En estos casos, paciencia, yo aguanté una hora bajo la lluvia y con ráfagas de viento, y os puedo decir que mereció la pena ver tal preciosidad.






Museo del Louvre
Metro: Palais-Royal - Musée du Louvre, líneas 1 y 7. 
Autobus: líneas 21, 24, 27, 39, 48, 68, 69, 72, 81 y 95.

Sainte Chapelle
Metro: Cité, línea 4. 
Autobus: líneas 21, 27, 38, 85 y 96.


**Briconsejo del día: En domingo también podréis aprovechar para conocer el Centre Pompidou, que me quedó por ver, y atención porque desde la terraza de su cafetería se puede ver todo el skyline, gratis y con vistas si no iguales, mejores que desde la Torre Eiffel o la Torre Montparnasse.



Día 6: lunes 2 de febrero

Tristemente, este día sólo dio para ducharse y vestirse, desayunar y correr hacia el aeropuerto, ya que el vuelo salía a las 13:00 horas.

Como veis, un viaje conmigo es una paliza asegurada, pero creo que el balance acaba siendo positivo, eso sí, todavía no he conocido lo que es no madrugar o no patearme el sitio en cuestión de cabo a rabo.

Para la próxima escapada a París ya tengo pensado alguno de los sitios que quiero visitar, cuando lo realice ya os sorprenderé, os lo prometo ;). ¿Me contáis vuestra experiencia por esta maravillosa ciudad? ¿Se me olvida algún lugar a destacar? Me encantaría conocerlos, espero vuestros comentarios.

De esta experiencia he aprendido que Francia sabe vender sus productos, aunque luego muchos resulten decepcionantes, pero en el marketing turístico y explotar el cine a su favor son expertos. En parte considero que España debería aprender mucho de esto, pero egoístamente creo que mi ciudad y mi país en ese sentido se mantiene más auténtico, o quiero creer.

Espero que os haya gustado, en breves alguna de mis aventurillas por Madrid. ¡Agur yogur!





3 comentarios:

  1. París, la ciudad del amor. ¿Es mejor ir acompañada, no? Yo, como tu fui sóla y no me lo pasé muy alla.

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  2. Yo fui acompañada, aún así se puede ir a cualquier destino con o sin acompañantes, sólo hay que saber gestionarse el tiempo y adaptar los planes.

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    1. ah Vale! Como hablabas en primera persona del sinular y en otros viajes que te he leido no pense que fuiste sola. Pues vaya caminatas que metes a tus acom,pañantes!

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