domingo, 31 de enero de 2016

París, no sólo una ciudad para enamorados

El día 28 haría un año que paseara por las calles de París bajo unas nubes grises que no me querían dar el gusto de ver la nieve caer. Lo recuerdo como un viaje de desconexión, como siempre, puesto que para mí volar es la mejor manera de relajarme frente a la rutina y los problemas cotidianos. Sin embargo, recuerdo París más como la ciudad de las sombras, y no la ciudad de la luz…pero supongo que en esa temporada del año, y tras los atentados de Charlie Hebdo, la atmósfera no era precisamente la más romántica.

En cualquier caso, fueron muchos los momentos a guardar en la memoria, y el escenario daba mucho de sí para fotografiar, así que me pateé las calles con el objetivo en mis manos cortadas por el frío de buscar la postal perfecta, eso sí, con una gran sonrisa.

Aprovechando el festivo de Santo Tomás de Aquino a finales de enero y tras los exámenes, la idea fue partir el 28 de enero y volver el 2 de febrero. Si bien las caminatas y jornadas de turisteo se hicieron interminables, siempre sabe a poco, y fueron tantos los lugares que se perdieron en la lista de prioridades, que habré de volver a pisar suelo francés.

Partiendo de la decisión ahorrar tiempo/ dinero, elegí volar con Easy Jet hasta Charles De Gaulle, y en mi caso lo barato sale caro, porque tuve problemas con la facturación, pero esto daría para otra entrada.

**Para llegar hasta el hotel tomé un tren lanzadera, y para moverme por la ciudad compré un ticket de 10 viajes para el jueves y el viernes por 12.70€, y un ticket para el  sábado y otro para domingo con viajes ilimitados para menores de 26 años por 3.75€/día.

**Si eres mayor de esa edad la mejor opción es comprar un Paris Navigo de 1 semana para lo que necesitarás llevar foto de carnet, y te costará 29.85€.

Tengo que decir que soy un poco rara avis para organizar viajes, y es que no tenía demasiado interés en ver la Torre Eiffel, el recorrido Amelie o el Pont des Arts con sus candados. Y es que no hay algo que menos soporte en materia de turismo que vender topicazos, en este caso “la ciudad del amor”.

Por el contrario, me moría de ganas de ver el Museo de Orsay con esa estructura de acero y cristal, mucho más atractiva al ojo que otros viejos iconos… o las catacumbas, con esas galerías lúgubres pero cálidas tan enigmáticas, pero tan poco fotogénicas por la humedad.
Como es costumbre aquí os dejo los recorridos que hice con una pequeña crítica y anotaciones que creo son de interés si pensáis ir a la capital de la France.

El primer día fue llegar al hotel de noche, cenar y acostarse para empezar con fuerza al día siguiente. El Hotel Villa Royale Montsouris, situado en el distrito 14, al sur, más concretamente en el 144 de la rue de la Tombe Issoire, lo encontré bastante cálido y agradable para un hotel de tres estrellas en Francia, y a un precio más que asequible. En el contrato no tenía desayuno incluido pero la zona, aunque muy tranquila, daba mucho de sí, de hecho había un restaurante indio a menos de 100 metros buenísimo <3.

Ya a mi vuelta a Madrid, descubrí que la zona tenía mucha historia detrás encubierta, de esa que tanto me gusta. Particularmente, la calle del hotel es una antiquísima vía de acceso a Paris, de hecho, no muy lejos de allí se encuentra el Parc Montsouris, en el que podemos encontrar una parte de lo que fue “La petite ceinture de Paris”. Este cinturón ferroviario que rodeaba la ciudad empezó a entrar en decadencia en los años treinta y desde 1990 se encuentra abandonado, dando paso a la vegetación entre graffiti y graffiti.




Aquí tenéis un video que aunque no es explicativo, os puede dar una idea de por qué me muero de ganas de pasar una tarde entre los raíles, y es que ofrece tantas posibilidades para fotografiar, que da escalofríos:

https://www.youtube.com/watch?v=53r2msxqyJY

Y aquí la info del hotel:

http://www.booking.com/hotel/fr/pavillonroyalemontsouris.es.html

Tras esta introducción, ¡vamos con el recorrido!



Día 2: jueves 29 de enero

Menos mal que una con los años va cogiendo experiencia y se hace más prudente, de milagro no acabé con hipotermia, y es que si miramos un plano de París, las distancias nada tienen que ver con las que encontramos en ninguna ciudad de España. Por esto mismo, tanto con frío como con calor, debo recomendaros que estudiéis la posibilidad de usar el metro entre monumento y monumento, o acabaréis creyendo que se trata del Camino de Santiago.
La idea, no tan descabellada, era salir del Arco del Triunfo en dirección a la Torre Eiffel, pasando previamente por los Campos Elíseos, la Plaza de la Concordia y cómo no, el Puente de Alejandro III. Creedme cuando os digo que se tardan 4 horas en hacer la ruta, entre la lucha con el paraguas y la cámara y resguardarse en una creperie ayudados por un chocolat chaud. No puedo poner más pegas porque apenas había turistas por la calle disfrutando del apacible día (…).

Las fotografías quedaron preciosas, pero el frío que pasé no se lo deseo a nadie, aquello parecía París (Pekín)-Express, sólo me faltó hacer autostop.

He aquí la mini nota informativa de los monumentos:

Arco del Triunfo
Metro: Charles de Gaulle - Etoile, líneas 1, 2 y 6. 
RER: Charles de Gaulle - Etoile, línea A.
Autobus: líneas 22, 30, 31, 52, 73 y 92.

Plaza de la Concordia  (Entre los Campos Elíseos y los Jardines de las Tullerías)

Puente de Alejandro III (Entre los Inválidos y el Petit y Grand Palais)

Campos Elíseos (Champs de Mars)  y Torre Eiffel
Metro:  M° École Militaire, línea 8



Día 3: viernes 30 de enero

Continuando con el clima invernal, el segundo día combiné las visitas al aire libre por la tarde noche con la entrada al Museo de Orsay a primera hora de la mañana.
Para aquellas personas a las que les aburre la pintura, tengo que  decirles que es espectacular la muestra de obras escultóricas y pictóricas que alberga el museo, obras que hemos visto en tantos libros, películas, ilustraciones, citas…que sólo por su valor histórico, deben ir. Y aun así, si no os convence este argumento, no podéis perderos las vistas de los ventanales del reloj que ofrece su último piso, desde donde observar Montmartre en lo alto de la colina.

**Algo que no hice bien fue comer al terminar el museo, ya que me podía haber quedado sin almuerzo, pero curiosamente acerté con un restaurante que estaba justo en frente del museo, y aunque hay quien lo tilda de engañaturistas, lo cierto es que mi plato estaba bien cocinado y bien de precio. En Le Royal Orsay  tienen menú del día y gran variedad de platos, yo me pedí un pescado con espinacas en una sartencita si no recuerdo mal, y para comer algo que no sea sándwich, bocata o sucedáneo no se le puede mirar el diente a gastar entre 15 y 18 euros por persona.

No os dejéis engañar, Montmartre está muy lejos, así, tras la sobremesa el viaje en metro sentada se me hizo una delicia, y a la llegada a este precioso barrio fui directa a Sacre Coeur para subir rápido las escaleras, que se muestran más hostiles de lo que realmente son (y lo dice alguien con condromalacia rotuliana). Para evitar riesgos tenéis el funicular, pero a mí particularmente me parece un gasto absurdo en mi situación.
No hace falta decir nada de la basílica, ya que se vende por sí sola, son tantas las escenas grabadas aquí, y tiene unas vistas tan exquisitas todo el año que es un must dejarse las rodillas en subir. Por dentro es igualmente bella, pero al igual que en Notre Dame y en la Sainte Chapelle, da bastante pena ver cómo hacen negocio descaradamente en su interior con la venta de libros, medallas y un largo etcétera.



Como era de esperar, al caer la noche el callejeo estaba servido, y también bajar a hacer la foto de rigor frente al Moulin Rouge, que poco tiene del original, y nada de lo que vende el cine. Lo más llamativo es ver que las calles están plagadas de sex shops y de librerías-cafeterías, además de pequeñas galerías de arte y tiendas de ropa vintage, que queda muy bien decirlo, pero no es otra cosa que tiendas de segunda mano, pero en francés queda très chic decirlo.


De nuevo la info:

Museo de Orsay
Metro: Solferino, línea 12. 
RER: Musée d´Orsay, línea C.

Montmartre:
Funicular de Montmartre
Metro: Anvers, línea 2; Abbesses, línea 12; Pigalle, líneas 2 y 12; Blanche, línea 2.
                                                                         


Día 4: sábado 31 de enero

En mi opinión este fue el día clave y más auténtico, y también el más económico, ya que tuve la oportunidad de acceder a gran cantidad de edificios históricos y sólo pagué por entrar a las catacumbas 10 €.
Para ir a las catacumbas hay que madrugar y ponerse a la cola a las 9 o antes si no queremos que se nos vaya la mañana entera. A las 10:00 horas abren las puertas de martes a domingo y a las 16:00 horas se cierran.
A eso de las 11:45 ya estaba fuera preparada para continuar con el día, siendo lo próximo la visita guiada gratuita a Notre Dame para españoles a las 14:30 (como todos los sábados). No me quedé con mucha idea de qué asociación lo organizaba, pero la guía era una señora mayor española y muy devota que nos explicó lo más relevante del exterior e interior del templo. Aunque yo llegué unos minutos tarde y me pude acoplar al grupo, se recomienda que estéis frente a la portada principal de la catedral 10 minutos antes (no esperando en la cola). Tras dar la “voluntad” para la asociación se puede estar en la catedral todo el tiempo que se desee.

Mi falta de consideración con la guía se debió a que me perdí por el Marché des Enfants Rouges, que en mi opinión no tenía NADA de especial, cuando esperaba encontrarme algo más variopinto como el mercado de Naschmarkt en Viena.

**Aquí llega el momento de recomendación que todos estabais esperando, un pub con buenas vistas, crepes, cócteles y un buen servicio en mesa, además tiene terraza para los fumadores. El sitio se llama Le Nul Part Ailleurs y está frente a Notre Dame y fue tal la experiencia y el trato del camarero silbiditos happy que tuve que volver a contagiarme de ese espíritu en una semana gélida y gris. Dirección: 3 rue du Haut Pavé.

**También os recomiendo, sólo si sois fanáticos de las librerías y no vais a ir cual japoneses con réflex en mano, Shakespeare & Company, también al lado de la catedral. Son tantos los personajes ilustres que han pasado por allí que siempre está hasta los topes, y son numerosas las firmas de libros que allí se celebran, así como otras reuniones. Aunque el sitio es precioso, con sus libros nuevos, y no tanto, sus fotografías en sepia y su piano desconchado, en mi opinión se ha perdido la esencia bohemia, y ahora es un refugio de hípsters instagramers. Dirección: 37 rue de la Bûcherie.

Tras esto, no contenta en mi afán de conocerme toda la ciudad (materialmente imposible, ni siquiera realizable con 20 visitas) me dirigí a un nuevo lugar. Fue una pena pero apenas llegué a atisbar la Plaza de los Vosgos, la plaza residencial más antigua de París y uno de los lugares más elitistas con galerías de arte bajo sus soportales. Quise entrar a la Casa de Victor Hugo, que era gratis, pero no me dio tiempo más que a pasear en la penumbra alrededor del parque, ya cerrado.

Ya de camino y en la misma línea que el  hotel, la iglesia de Saint-Sulpice, que es un lugar único sin la menor duda, e ignorante yo de no saberlo, sale en la película de El Código Da Vinci. Pero...WARNING!  Más ignorante será el que se haya tragado que el meridiano de París pasaba por la iglesia, la cual se salvó de su destrucción en la Revolución Francesa por tener entre sus muros un gnomon, una columna que marca la hora del día proyectando una sombra en el suelo y que permite identificar los solsticios (esa es la línea que ha creado tanta confusión). Es curiosa un rato, y podría ser perfectamente una catedral, ya que va por detrás de Notre Dame en tamaño, además alberga frescos de Delacroix. No sé si alguno de vosotros habrá ido, pero desde luego, de noche, tiene una energía muy extraña, con una iluminación que con los materiales empleados en las columnas y muros (mármoles oscuros y piedra desnuda) crea un contraste un poco fantasmagórico. Para más inri alguna de las capillas se encuentran ennegrecidas debido a varios incendios acaecidos en el lugar. Se me olvidaba deciros que la entrada es libre.




Catacumbas (Avenue du Colonel Henri Rol-Tanguy, 1).
Metro: Denfert-Rochereau, líneas 4 y 6.
RER: Denfert-Rochereau, línea B. 
Autobus: líneas 38 y 68.


Tour de Notre Dame
Metro: Saint-Michel / Saint-Michel - Notre-Dame

Casa de Victor Hugo (en el número 6 de la Plaza des Vosgues)
MetroBastille, líneas 1, 5 y 8

Saint Sulpice
Metro: Saint-Sulpice, línea 4.

Día 5: domingo 1 de febrero

Aprovechando que los domingos, como ocurre en Madrid, son muchos los museos que se abren gratuitamente a los turistas, fue el momento de echarle los dos ojos al Louvre.
Tengo que decir que o soy muy torpe o estaba muy mal señalizado a la salida del metro, y a las 9 de la mañana con la fresca que hacía no se veía a mucha gente por la calle para preguntar por la dirección. Se recomienda ir bien abrigados para que no cojáis una bronquitis esperando en la cola, pensad que estáis totalmente a la intemperie y no tenéis nada que frene el viento o la lluvia.

Me quedaron muchas obras por ver, pero era tan grande el palacio y tanta la información asimilada que el agotamiento mental y físico fue terrible. Pese a ello, hubiera sido pecado no haber acabado la tarde con la Sainte Chapelle, que se encontraba tan cerca.

Si tienes entre 18 y 25 años y eres de la UE, la entrada a la Sainte Chapelle es gratuita, pero si eres la última de la cola de ese día (verídico) y vas acompañada, igual tenéis suerte y entráis todos sin pagar. Estaba temiendo que no me diera tiempo a ver la obra más colorista del gótico, porque en invierno el último pase es a las 17:00 horas y me coloqué a la espera no sé si una hora antes, el caso es que casi me peleo con una abuela holandesa que se estaba colando descaradamente. En estos casos, paciencia, yo aguanté una hora bajo la lluvia y con ráfagas de viento, y os puedo decir que mereció la pena ver tal preciosidad.






Museo del Louvre
Metro: Palais-Royal - Musée du Louvre, líneas 1 y 7. 
Autobus: líneas 21, 24, 27, 39, 48, 68, 69, 72, 81 y 95.

Sainte Chapelle
Metro: Cité, línea 4. 
Autobus: líneas 21, 27, 38, 85 y 96.


**Briconsejo del día: En domingo también podréis aprovechar para conocer el Centre Pompidou, que me quedó por ver, y atención porque desde la terraza de su cafetería se puede ver todo el skyline, gratis y con vistas si no iguales, mejores que desde la Torre Eiffel o la Torre Montparnasse.



Día 6: lunes 2 de febrero

Tristemente, este día sólo dio para ducharse y vestirse, desayunar y correr hacia el aeropuerto, ya que el vuelo salía a las 13:00 horas.

Como veis, un viaje conmigo es una paliza asegurada, pero creo que el balance acaba siendo positivo, eso sí, todavía no he conocido lo que es no madrugar o no patearme el sitio en cuestión de cabo a rabo.

Para la próxima escapada a París ya tengo pensado alguno de los sitios que quiero visitar, cuando lo realice ya os sorprenderé, os lo prometo ;). ¿Me contáis vuestra experiencia por esta maravillosa ciudad? ¿Se me olvida algún lugar a destacar? Me encantaría conocerlos, espero vuestros comentarios.

De esta experiencia he aprendido que Francia sabe vender sus productos, aunque luego muchos resulten decepcionantes, pero en el marketing turístico y explotar el cine a su favor son expertos. En parte considero que España debería aprender mucho de esto, pero egoístamente creo que mi ciudad y mi país en ese sentido se mantiene más auténtico, o quiero creer.

Espero que os haya gustado, en breves alguna de mis aventurillas por Madrid. ¡Agur yogur!





lunes, 31 de agosto de 2015

Ibiza, una atmósfera de otro mundo

Ibiza o Eivissa, Ibossim para los fenicios y Ebusus para los romanos, o Yebisah para los árabes que pasaron por este lugar, la isla nunca ha pasado desapercibida desde sus orígenes. Sin embargo, muchos serán los que no sepan apreciar la magia de sus tierras y aguas, y es que "no todo el monte es orégano". Bien es cierto que hoy en día pensar en Ibiza lleva necesariamente asociada la idea de grandes complejos hoteleros y discotecas, en cambio, este paraíso mediterráneo conserva su esencia intacta como pocos puedan presumir.

Reconozco muy a mi pesar, que pese a haber conocido bastantes lugares de cinco años a esta parte (todos en Europa), pocos han sido los momentos en que he dejado de ser una mera turista para conectar con el alma de los paisajes que he observado, sea por falta de tiempo, por tener un planning muy estructurado o por ir acompañada de más gente, que al final, también determina mucho el rumbo. En Ibiza ocurre algo maravilloso, y es que nada más llegar, como si hubieras cambiado de continente y te abandonaras a formas de vida ancestrales y exóticas, tu chip mental cambia. No existen las prisas, y todo el mundo sonríe, pero no con una mueca pintada, la vida es más sencilla, y estás allí para disfrutarla, por lo tanto olvídate de tus problemas, deja tu móvil en el bolsillo y respira, vive "tu aquí y tu ahora".

Siempre he tenido una obsesión con las islas, y es que creo que encierran grandes historias de piratas y conquistas, misterios y encantos ocultos, y también por ello tenía ganas de huir del prototipo de isla caribeña, de quedarme sólo con una estampa bonita de sol y playa, sin conducir, sin patearme las calles de día o de noche, preocupada sólo de lucir un bonito bronceado.

Aunque quiero y espero poder regresar pronto a Ibiza a seguir desentrañándola y no he podido visitar todo lo que me hubiera gustado, mi estancia allí durante cinco días ha sido inmejorable, pues he paladeado cada momento, que ha sido único y precioso. He aquí mi resumen del viaje, el cual, si aún no os habéis aventurado a ir, creo que os será de utilidad.

Mejor resumida imposible, la experiencia perfecta en Ibiza con todos los logros que buen turista debe desbloquear, trabajo realizado por la completísima página sobre la isla:
http://www.ibizaisla.es/



Día 1, lunes:

Tras salir del aeropuerto y recoger con mis amigos el coche de alquiler, nos dispusimos a ir al apartamento contratado en la zona de Roca Llisa, tranquilo y familiar, en una zona de urbanizaciones, pero muy próximo a Ibiza, Cala Llonga o Santa Eulária. Después de dejar las maletas y comprar en el super, comemos en casa, y descansamos un rato. El vuelo fue muy temprano, así que no teníamos intención de volver a altas horas de nuestra primera incursión en las Baleares, es por ello que decidimos, ya a la caída del sol, ir al centro de Ibiza, para ver el puerto y las murallas de Dalt Vila. El primero os impresionará con sus barcos de lujo, sus gogós (muy Gaga) a pie de calle atrayendo turistas y sus terracitas chill con luces y música. El casco histórico os embriagará con sus calles estrechas, sus escalinatas blancas y gatos callejeros. Es justo y necesario que subáis arriba del todo, a la catedral para descansar largo rato y observar toda la ciudad a gran altura antes de la bajada por nuevas calles por las que no habíais discurrido.




Resulta chocante que pese a estar en agosto y en pleno meollo, las calles sean un oasis de paz, y se mantengan limpias y cuidadas cual postal de tienda de souvenirs. Otra excusa más para visitarla de noche y no de día es que se está más fresco callejeando por Dalt Vila que en cualquier terraza en el paseo marítimo.

A propósito de las terrazas, si queréis tapear algo, os recomiendo el Restaurante Peixet, en el puerto, junto a los mercadillos hippies. Aunque las raciones resultan ser tapas, la relación calidad-precio para lo que podemos encontrar en la zona es muy buena. Si os quedáis con hambre podéis pedir una pizza para compartir, y la cuenta tampoco subirá demasiado.

Para los que estén en la isla en lunes y piensen que no hay grandes cosas por hacer, todas las semanas en  Benimussa Park, San Antonio se celebra un el Holi Garden Festival Ibiza por las tardes, de 16:30 a 22:30, donde poder disfrutar de buena música al aire libre entre polvos de colores. El precio es de 29 euros, y aunque no pude ir, creo que merece la pena si viajas para una o dos semanas.


Día 2, martes:

Nos levantamos con ganas de mar y de arena, y tras decidirnos por si ir al norte o al sur, acabamos decantándonos por Cala Vadella en el Suroeste, y así más tarde podríamos vivir el que ha sido uno de los momentos más bonitos de la estancia en la isla, la puesta de sol en el Parc de Cala d´Hort, observando los islotes de Es Vedrá y Es Vendradell.




De donde teníamos el apartamento a la playa tardamos como 50 minutos, contando con las carreteras con curvas y un atasco con el que nos topamos, por lo demás, el lugar es perfecto, las aguas limpias, cristalinas, sin demasiados barcos atracados o cerca, y sin grandes multitudes. De hecho aprovechamos para alquilar una sombrilla entre los cuatro amigos que íbamos, y tuvimos suerte de encontrar una libre. Si viajáis a Baleares, tened en cuenta que encontrar un sitio a la sombra viene a ser bastante difícil, a menos que vayáis a calas pequeñas y cerradas, y que 9 euros (que viene a costar aproximadamente, dependiendo de la zona) por una sombrilla es un precio más que razonable si hablamos de pasar el día tostándonos.

Ya a la tarde, cansados de sudar, al sol y a la sombra tomamos la carretera para ir a Sant Josep de sa Talaia, pueblo de camino al Parc de Cala d´Hort, allí empleamos tiempo en ver puestos y en sentarnos en la terraza de Racó Verd, en la Plaza de la Iglesia, un bar muy curioso con mucho espacio, árboles, sillas y sofás, en los que sentarte a escuchar música en vivo mientras bebes un mojito, un smoothie o comes unas quesadillas. Al lado de este bar, en la calle Atalaia 15, existe otro  sitio de tapeo del que he leído muy buenas críticas por la calidad y cantidad de sus raciones y tapas, es el Bar Destino Tapas, pero para encontrar mesa libre dentro o fuera del local hay que echarle paciencia o reservar con antelación.








Os dejo el link de la empresa, para que no se os olvide pasaros por allí ;) :

http://www.racoverdibiza.es/index.html



Corriendo nos fuimos a ver el atardecer, y se nos pasó subir a la Torre Es Savinar, pero en otra ocasión será. Creo que no tengo mucho que decir acerca de las vistas, los adjetivos sobran. Ibiza es magia, y este momento fue tan delicioso como místico.



Los martes en agosto hay mercadillo nocturno en Las Dalias, que se encuentra en Sant Carles de Peralta, muy recomendable, aunque es más caro que otros, eso sí. En mi opinión merece más la pena ir a la fiesta Namaste los miércoles por la noche, ya que mercadillos hay en todas partes, pero nada parecido a Namaste, ni en Ibiza, ni en España, y seguramente no haya sitio igual en el planeta. Fue tan increible la experiencia que no quise hacer fotos y sólo lo guardé en mi retina, pero para no dejaros con la duda os diría que es una regresión a Woodstock, reformado y cocinado con colores indios e interiorismo ibicenco.

Ya a la noche, una sesión de piscina nocturna en nuestro apartamento, y a descansar.

Día 3: miércoles

El tercer día no nos quisimos complicar demasiado planeando qué hacer, así pues pasamos la mañana en Cala Llonga a unos 10 minutos del apartamento, la cual tendría una bonita postal si no fuera porque el agua tenía aceite de los barcos y la orilla estaba llena de algas, por no hablar de la cantidad ingente de bañistas para el tamaño de la cala.

A la noche, como bien dije, me esperaba mi "estreno" de psicodelia en Namaste, sin duda una de las noches más especiales de mi vida, pero antes bajamos a Ibiza a tomar algo en la calle de la Virgen, que viene a ser el Chueca de Madrid.




Día 4: jueves

La noche anterior fue muy larga y se convirtió mañana sin que cerrara los ojos, así pues el resto del día fue de relax y marmoteo, y ya al caer el sol de nuevo, fuimos a Cala Llonga para tomarnos un refresco cerca de nuestra guarida. Curiosamente estaba todo muy tranquilo y apenas había dos sitios para tomar algo. Mucha suerte tuvimos, y es que dimos con un sitio fabuloso, el Jam Shack, un pub muy cool de estética reggae y gran selección de cócteles, cervezas, y platos jamaicanos para picotear.
Aquí os dejo el link de su perfil en Facebook para que os animéis a conocerlo:

https://www.facebook.com/jamshackIbiza/timeline







Día 5: viernes


Qué pena más grande, este fue nuestro último día, pero supimos sacarle jugo hasta el final, y fue una manera bonita para terminar. Santa Eulària des Riu es una población importante con un largo y precioso paseo marítimo que invita a hacer el día y la noche frente a sus níveas arenas.





Así pues, con la casa a cuestas en nuestro coche de juguete (un Ford Ka), aparcamos en esta localidad y vamos en busca de una terraza donde comer a un precio aceptable algo más típico de la gastronomía insular, y damos con la mejor opción, el restaurante Sal Marina, experto en arroces, pescados y cocina de mercado. Por sólo 12 euros empezamos con un pan con ali oli, continuamos con un salmorejo algunos, y ensalada otros, tuvimos gran variedad de segundos, pidiéndome yo una paella de verduras con pollo payés, y acabamos con un café. Si bien la bebida no estaba incluida, no quise romper la tradición de comer con vino, y también pedimos una ración de mejillones, todo exquisito a la vista y al paladar.




Para bajar la comida nada mejor que dar un paseo por la sombra y buscar planes alternativos, mis amigos huyeron a refrescarse bajo el aire acondicionado de un centro comercial de la zona, y yo quise despedirme en esta aventura abrazándome a las olas y tomando el sol. Siempre he amado los tatuajes de henna y nunca vi momento ni lugar para hacerme uno, y allí, a mi salida de la playa, había un mercadillo con un puesto de tatuajes, y ese fue mi gran regalo y homenaje de última hora, mi ritual de purificación a dos horas y media de coger el vuelo que nos traería a Madrid. Para cuando me terminaron de dibujar en la mano íbamos apurados al aeropuerto, sin embargo, yo estaba más relajada que nunca, y en ningún momento se me crisparon los nervios, de hecho fue un guiño que de camino a la terminal recibiéramos un mensaje de que nuestro vuelo se había retrasado.



Ya habiendo facturado y esperando en la puerta de embarque el tiempo pasaba y la gente se impacientaba pasadas dos horas de retraso, y así, con ese mal genio y la ansiedad, nuestro avión aterrizó en Madrid de madrugada, recordándonos que nuestra estancia fue un sueño, y que nuestra realidad cotidiana es mucho más gris y anodina, y sin olor a mar.

Al menos para mí, sé que esto no ha sido un adiós sino un hasta pronto y me siento muy agradecida de haber vivido tantos grandiosos instantes en este rinconcito del mundo.



Espero que vuestro verano haya sido igualmente valioso, sed felices, y no dejéis de comentarme. Yo voy a disfrutar lo poco que me queda antes de volver a la universidad tal que así.


Nos vemos.

jueves, 12 de marzo de 2015

Al buen tiempo escápate a... 1: Segovia; Cuenca; Zaragoza+ Monasterio de Piedra


Buenos días, ¿cuándo fue la última vez que os escapasteis para huir de la monotonía de la ciudad? Espero que no hace mucho. Os pregunto esto ya que la mayoría de la gente espera al buen tiempo para coger el macuto y tirarse al monte, pues bueno, el buen tiempo ya está aquí. En cualquier caso la idea es viajar en temporada baja con precios atractivos y sin masificaciones.

Hoy os voy a proponer tres escapadas asequibles para un fin de semana, perfectamente válidos para el invierno o la primavera, en el que combinar el relax, el deporte y la cultura.

La Comunidad de Madrid se encuentra en un lugar privilegiado para el turismo de interior, ese al que no estamos tan acostumbrados y que conocen bien los turistas que vienen a España, pero no los que vivimos aquí.


En este "primer volumen" de escapadas no queremos alejarnos demasiado, por lo que vamos a irnos a Segovia y a Cuenca un día entero, siendo ideal para un domingo. Para emplear un fin de semana completo nos iremos a Zaragoza, donde no sólo visitaremos la capital de provincia, sino que haremos un día en el Monasterio de Piedra.

Opción 1: Segovia


Segovia está tan cerca de Madrid que saliendo de la estación de Chamartín en tren llegaréis allí en tan sólo 30 minutos, aunque la mayoría de la gente coge el coche para visitarla, ya que está a tan sólo 80 kilómetros de distancia.

Lo primero que podéis hacer es ir al Palacio de Riofrio, como hice con mi familia estas navidades. Es una muy buena opción ya que está más lejos que Segovia capital, y se puede aprovechar el precio del palacio combinado con La Granja, a lo que deberíais ir inmediatamente después, para lo que se deberá coger el coche de nuevo. Estas dos excursiones son inviables si vais en tren, puesto que no hay transporte para llegar que no sean excursiones contratadas, y tampoco estoy segura de esto exista. 





De camino al Palacio de La Granja nos encontramos esta manada de corzos




Es muy recomendable que veáis ambos palacios antes de las 14:00 horas, ya que los fines de semana la zona de la Granja está llena de "domingueros" y luego es difícil encontrar mesa para comer. Los menúes en la zona van desde los 7 a los 24 €, más o menos todos ofrecen los mismos platos, y ya dependerá de vosotros si queréis algo corriente o probar el famoso cochinillo, de precio un poco más elevado.

Me gustaría recomendaros el restaurante Castilla de la Granja, donde sin duda la comida estaba exquisita y no tuvimos que esperar ni 10 minutos a que nos sirvieran. Aquí la carta era bastante más variada de lo que ofrecía la competencia, y no había tanta gente.
Particularmente a mí me encantó el conejo y el revuelto de trigueros, aunque el revuelto de morcilla nada tiene que envidiarle. Aquí os dejo el link:






Opción 2: Cuenca


Para ir a Cuenca lo tenéis muy fácil con Avanzabus, que tiene varios horarios para cada día de la semana y os deja en la Estación de Autobuses de Cuenca en dos horas y 15 minutos aproximadamente. 

Eso sí, tras llegar a Cuenca tendréis que tomar un bus urbano de la línea 1 enfrente de la estación, el cual os llevará como 10 minutos para llegar al centro (plaza mayor). Debéis tener cuidado ya que en domingos y días festivos tiene una frecuencia cada dos horas, mientras que los sábados es cada hora y los días laborables cada 30 minutos. Si sois varios os sale más rentable coger un taxi, que os costará unos 5 euros, y si no, también merece la pena si vais a tener que esperar mucho.
En el caso de que queráis usar el transporte público, es bueno que miréis los horarios antes de elegir a que hora llegáis y os volvéis con Avanzabus.

Yo fui el 2 de mayo y el tiempo fue estupendo, y como justo coincidía con un mercado medieval en un pueblo cercano, pues prácticamente no había gente. Merece la pena ir a pasar la mañana y volver a la estación sobre las 16-17 horas.

Horarios de la línea urbana que nos llevará al centro



El precio del billete de Avanzabus ida y vuelta cuesta 26,5 € -más o menos el precio de la gasolina viajando en coche-. También podéis ir en tren, pero es bastante más caro y más complicado.

El precio del billete sencillo en bus urbano es 1,05 € por trayecto.

Menú del día  7-12 €

Bocadillo y refresco en un bar 5 €

Gasto total de la escapada:
en torno a 40 €
Ir a Cuenca siempre es un gustazo, pero en invierno además de poder ver con suerte la ciudad nevada, apenas nos cruzaremos con turistas y podremos hacer infinidad de rutas a pie o a bicicleta, además podremos probar alguno de sus platos típicos que en otras épocas del año se nos pueden hacer tan pesadas.

¿Qué podemos ver en Cuenca?
-La plaza mayor y la Catedral (entrada de pago).
-El castillo
-El Parador de Turismo frente a las casas colgadas
-El Barrio de San Martín, conocido como el Barrio de los Rascacielos
-A un lado el río Júcar y al otro el río Huécar

Os dejo unas fotos para que os deleitéis, aunque fueron tomadas en primavera, y sí, me hice la escapada yo sola, ya que llevaba mucho tiempo queriendo ir y después de esperar unos meses a que alguien se animara a acompañarme, decidí tomar la iniciativa.


Posando con el Parador de Cuenca al fondo









Por otro lado mi amiga Blanca me ha dejado usar unas fotos suyas de la última nevada en Cuenca, precioso ¿verdad?



Opción 3: Fin de semana en Zaragoza y Monasterio de Piedra

Reconozco que no es la mejor oportunidad para viajar a Aragón después del desastre que les ha sobrevenido, y más cuando aún les queda mucho por arreglar y muchas de sus carreteras están arrasadas, pero sinceramente, creo que es en estos momentos cuando hay que acordarse de ellos, y destacar los lugares tan bellos que tiene. Me encantaría saber que vuestra próxima escapada sea a Aragón, el turismo es una ayuda muy bien avenida para la zona en estos momentos.

Siempre recomiendo no alejarse mucho para las escapadas de fin de semana para que el viaje no acabe siendo cansado, y como a las dos Castillas ya las hemos hincado el diente, vamos a probar con Aragón, que desafortunadamente no la he explorado mucho.

Si no conocéis esta preciosa ciudad maña y queréis pasar un fin de semana "cultureta", de tapas y relax, a un precio de risa... ¡huid insensatos! Eso sí, os recomiendo que esperéis un par de semanas a que mejore la situación, que todavía están en faena en la misma capital.

Zaragoza y el Monasterio se ven en un sábado y domingo de sobra, basta con salir de Madrid en AVE el viernes noche a las 21:00 para poder disfrutar de un fin de semana completo y sin excederse en gastos. Es recomendable enterarse de dónde reservaremos nuestro hotel, para que cuando salgamos de la estación no esperemos en la parada del bus innecesariamente. Son varias las líneas que circulan hasta la estación de tren de Delicias, y Zaragoza es una ciudad grande, no es bueno dar por hecho que todo queda cerca (sobre todo con el Cierzo de cara).

Cogiendo los billetes con tiempo nos salieron a unos 70 euros ida y vuelta dos personas, y la habitación fueron entre 90-95 euros por 3 noches en el hotel Vía Romana, en la Plaza del Pilar, céntrico y cómodo para sus 3 estrellas y a diferencia de las opiniones que he leído, nada ruidoso. Está a 15 minutos en bus de la estación Delicias, y en taxi son 14 euros aproximadamente. Personalmente yo recomiendo el hotel por su precio ya que para dormir no se necesita mucho, cama cómoda, limpieza  y un baño decente. Por el contrario os tengo que decir que son un poco cutres con las amenities (set de baño), así que cepillo de pelo, cepillo de dientes y dentífrico además de champú lo deberéis llevar vosotros de casa,

En conclusión, que entre transporte y alojamiento sale a 170-180 euros por tres noches, y 155 por dos noches, y entre comidas y desplazamientos, además de excursiones, poned 80 euros por persona...sale un precio por persona de 170-155 euros 

Para no agobiarnos con las visitas y los tiempos lo ideal es comprar las entradas al Monasterio de Piedra online, ya que hay una opción "sin fecha fija", dejándote un márgen de 15 días para hacer la visita y os hace descuento por la web.



A muchos de vosotros quizá os suene el Monasterio de Piedra, o incluso puede que hayáis ido, ya que está a mitad de camino entre Madrid y Zaragoza, pero me ha sorprendido mucho que un paraje tan espectacular no tenga una gran promoción y sea una decisiva imagen de reclamo de Aragón. Pues bien, es un parque natural precioso, con gargantas y cascadas diseminadas por todas partes, con caminatas y descensos a cuevas de color tierra y aguas verdes, y al final con un lago que más bien parece un espejo, y nos recuerda a las pinturas de Waterhouse o Monet. Las aguas de este lago son las más cristalinas que haya visto jamás. Como podéis observar en las fotografías... ¡Es impresionante!

Al final las ciudades pueden ser más o menos bonitas, pintorescas o animadas, pero estampas como estas no se nos olvidarán y necesitaremos volver no menos que una vez más.










Es importante saber que si vamos desde Zaragoza la hora de salida es a las 9:00 horas, y el regreso a las 17:00 horas, no habiendo otra posibilidad en autocar. La compañía es Aragon Tours y tiene su dársena en la misma Delicias, que hace las veces de estación de ferrocarril y de autobuses.

El precio de la entrada al Parque Natural y visita guiada al monasterio cisterciense son 15€




Pero no nos olvidemos del segundo plan del fin de semana, conocer Zaragoza de cabo a rabo. Nosotros fuimos en diciembre, y aunque el tiempo no era muy apacible, estuvimos muy tranquilos sin grandes multitudes. Sea sábado o domingo éstas son las atracciones más representativas y que no deben faltar en nuestra agenda:

A primera hora nos dirigimos a la Plaza de Nuestra Señora del Pilar, allí veremos:

  • La Basílica de Nuestra Señora del Pilar está abierta todo el día. GRATIS



  • La lonja permanece abierta de 10:00 a 14:30 horas. GRATIS. Tendremos la oportunidad de conocer el edificio y acceder a una exposición por la cara.


  • Después podemos ir al Patio de la Infanta entre las 11:00 y 14:00 horas. (San Ignacio de Loyola, 16) Se encuentra a 14 minutos andando desde la plaza. GRATIS. Este es de seguro, otro de los edificios mejor conservados y con más historia. Cuando nosotros fuimos había una expo de Dalí muy interesante. Lo bonito del edificio son las arcadas y las vigas de madera, además de las vidrieras de colores, pero si no estás de paso no merece la pena entrar.


  • Para ir al Palacio de la Aljafería cuanto antes mejor. El horario es de 10:00 a 14:00 horas y las visitas guiadas son a las 11:30 y 12:30 horas. Hay que andar 25 minutos desde el Patio de la Infanta, o coger el bus 23 en la glorieta Sasera hasta el Paseo María Agustín. GRATIS. Esta es ineludiblemente la joya de la corona, lo más bonito de la ciudad. No tan conocido como la Alhambra, pero no le va a la zaga. Más antiguo que el primero, es un palacio de diferentes épocas que abarca desde el arte musulmán del reino de taifas a la época de los Reyes Católicos y el Renacimiento. No podría destacar una sola sala pues cada rincón tiene su encanto y su misterio. Tan delicado es que Verdi dedicaría una obra a su torre, en Il trovatore. Otras curiosidades acerca del edificio son que albergó prisioneros en tiempos de la Inquisición y ha sido utilizado como cuartel de tropas, pero finalmente ahora se utiliza meramente para el turismo, y celebrar los actos de las Cortes de Aragón.




  • Se puede ver la Catedral Seo de 10:00 a 12:00 horas y de 16:00 a 18:00  Catedral y Museo de tapices 4 €. Si os da tiempo estupendo, pero lo mejor está en la fachada.

  • Puente de piedra. Como era obvio, habrá que cruzar los puentes y ver el Ebro como baña la ciudad, pero si viajáis en esta época, cuidado porque el río sigue desbocado y no es deseable pasear por la ribera.




  • Murallas romanas. Están muy próximas a la Pilarica.


Creo que estas tres opciones de viaje son muy interesantes y asequibles. En el próximo volumen de escapadas hablaremos de Toledo y Salamanca, siempre desde el bolsillo de una pobre estudiante y viajando en transporte público. ¡A pasarlo bien! ¡Agur yogur!